El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) contabilizó 691 protestas y denuncias públicas en Cuba durante agosto, cifra que evidencia un incremento del descontento social y del cuestionamiento ante la ineptitud del régimen para solucionar la asfixiante crisis que padece el pueblo.
Según el informe publicado por el OCC este lunes, las manifestaciones ocurridas en el octavo mes de este año representan un incremento de 24.61 % con relación a las 521 registradas en julio pasado y un 38.64 % más que las 424 ocurridas en agosto de 2023.
El documento sostiene que agosto fue “un mes en el que se profundizó la crisis multilateral que atraviesa la mayoría de los cubanos y retumbó como un eco en las calles y en las redes el criterio de que los dirigentes comunistas no hacen nada porque ellos ‘tienen de todo’ y las vicisitudes del pueblo ‘no les duelen’”.
En los ocho meses transcurridos de 2024, el OCC compiló expresiones de insatisfacción en las 15 provincias, excepto en el municipio especial Isla de la Juventud. El mayor número de protestas se produjo en La Habana, con 154; seguida por Santiago de Cuba (61), Villa Clara (35), Holguín (30) y Guantánamo (30).
La mayoría de las manifestaciones de descontento en el país -540 (78.14 %)- estuvieron asociadas a los derechos económicos y sociales, una evidencia de la desaprobación a la gestión del gobierno de Miguel Díaz-Canel en sectores vitales como la salud pública, los servicios, la inseguridad ciudadana, la alimentación, los problemas sociales y la vivienda.
La crisis en el servicio de salud pública disparó las protestas y denuncias hasta 115, motivadas -sostiene el informe- por la indefensión y abandono de la población ante las epidemias nacionales de oropouche y dengue; la carencia de equipos, medicamentos e insumos básicos y la dependencia del mercado negro, las redes sociales y la caridad pública para conseguirlos; y la falta de médicos bien preparados, agravada por la exportación de profesionales de salud a otros países.
Asimismo, el observatorio registró negligencias médicas en al menos nueve hospitales y un incremento de peticiones de visas humanitarias para “recibir tratamientos que la llamada potencia médica no puede proporcionar”.
El agravamiento de la situación con el agua, la salubridad y -una vez más- la electricidad detonó el aumento de quejas (111) en relación con los servicios públicos.
“El malestar por la falta de agua potable en la capital por semanas o meses se desbordó en una marcha y cacerolazo en San Francisco de Paula”, señaló el OCC, a la par que subrayó el empeoramiento de los cortes de electricidad, “con déficits de generación superiores a los 1000 megawatts, debidos a la progresiva salida de servicio por roturas de las obsoletas plantas termoeléctricas” del país.
El documento también recoge el lamentable panorama de la insalubridad en el país, debido a la acumulación de basura sin recoger durante semanas en decenas de ciudades, en detrimento de las condiciones de vida de la población.
En agosto, se agravó aún más la vulnerabilidad alimentaria de los cubanos, lo cual generó crecientes protestas y quejas públicas (107) por la falta de alimentos esenciales y la galopante inflación, que impide a la inmensa mayoría de los cubanos -sobre todo a ancianos, niños y personas enfermas- alimentarse adecuadamente.
“El mes volvió a traer imágenes de personas que comen de la basura”, apuntó el informe de OCC, que refirió incluso reportes de consumo de carne de gato, que “se ha convertido en solución desesperada” ante la crisis alimentaria.
La inseguridad ciudadana registró 108 protestas y denuncias en agosto, mes en que se ha recrudecido la ola de violencia que padece la sociedad cubana debido al alza de crímenes violentos, como asesinatos -homicidios y feminicidios- y agresiones con armas blancas; además de asaltos, robos, estafas y desapariciones.
Asimismo, el OCC reportó 151 protestas relacionadas con los derechos civiles y políticos (21.85 %) en Cuba. Entre estas, las motivadas por actos represivos sumaron 100, mientras que los “desafíos al estado policial” sumaron 51.
“La represión en las cárceles y en las calles mantuvo el ritmo, de lo que dieron cuenta 100 protestas y denuncias inherentes a presos políticos y familiares, activistas, opositores y periodistas independientes, pero también a otros miembros de la sociedad civil como emprendedores, religiosos, teatristas, usuarios de las redes sociales, reclutas del servicio militar y hasta un anciano que se atrevió a sembrar maíz en los terrenos de una escuela abandonada”, detalló el texto.
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