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En medio de una severa crisis alimentaria, el gobierno cubano continúa priorizando la exportación de miel de abeja, destinando el 90% de la producción anual a mercados internacionales.
La miel de abeja, tradicionalmente uno de los productos más valiosos del sector agrícola cubano, ha sido colocada entre los ocho renglones prioritarios de la Estrategia Integral de Exportaciones de Bienes y Servicios para el periodo 2019-2030.
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A pesar de los problemas que enfrenta la producción, tales como la escasez de insumos y combustible, así como los efectos devastadores de la sequía y los incendios forestales, la apicultura en la isla se ha mantenido firme.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI) citados por Granma, en 2022 Cuba logró acopiar 9,200 toneladas de miel, aunque este volumen fue ligeramente inferior al del año anterior. En comparación, en 1962, el país alcanzó un récord de más de 10,000 toneladas de miel producida.
La exportación de miel genera significativos ingresos para la estatal Empresa Apícola Cubana (APICUBA), perteneciente al Grupo Empresarial Agroforestal. Su director general, Lázaro Bruno García Castro y el director de Comercio Exterior de la empresa, Ramón Hurtado Delgado, sabrán el volumen de negocios que manejan. Los cubanos no.
En 2018, la exportación de miel cubana a países europeos como Alemania, Francia y España, generó alrededor de 18 millones de dólares. Por aquel entonces, se estimaba que el precio promedio de exportación de la miel cubana era de 2,655 dólares por tonelada, destacando especialmente la miel orgánica, de gran prestigio en los mercados internacionales debido a su alta calidad y sabor característico.
Tomando estos valores de referencia (y sin tener en cuenta fluctuaciones del mercado, repercusiones de la inflación mundial y otros factores), sería factible que la exportación del 90% de la miel que se produce en Cuba repercute en más de 22 millones de dólares para las arcas de la empresa estatal. ¿Cuánto de esta cantidad va a parar a manos de los apicultores?
Nuevamente, tomando como referencia esos valores relativos, la producción de miel en Cuba alcanzaría aproximadamente para vender un kilogramo de miel al año a cada cubano, a un precio inferior a los tres dólares. ¿Por qué no lo hace el régimen cubano? Habrá que preguntarle a los directivos de APICUBA, o al fantasmagórico ministro de economía, Joaquín Alonso Vázquez.
El énfasis en la exportación de miel ha generado críticas internas debido a la grave escasez de alimentos que afecta a la población cubana. Mientras que el gobierno celebra los récords de producción y exportación, muchas familias en Cuba no pueden acceder a productos básicos como la miel. Esto se agrava en un contexto donde la inflación y el desabastecimiento generalizado están asfixiando a los cubanos.
Granma, una de las provincias más afectadas por la crisis, se ha convertido en uno de los mayores productores de miel del país. En marzo de 2022, los apicultores de esta región lograron un récord de acopio mensual con 220 toneladas, lo que demuestra la importancia que el gobierno sigue otorgando a esta actividad. Sin embargo, el impacto en la población sigue siendo limitado, dado que el 90% de la producción tiene como destino el mercado exterior.
El contraste entre la exportación masiva de miel y la crisis alimentaria interna es una muestra de las contradicciones de la economía cubana. Mientras el país se posiciona como un exportador competitivo de miel, los cubanos se ven cada vez más limitados en su acceso a alimentos básicos. Esta situación plantea serias interrogantes sobre las prioridades del gobierno, que continúa enfocándose en obtener divisas a través de exportaciones, mientras la población sufre por la falta de productos esenciales.
A finales de diciembre de 2023, el régimen cubano aseguró que el ron, la miel y el café de Cuba cautivaban a los consumidores en China, a los que accedía a través de una plataforma online.
En los mercados cubanos no hay café, ni miel para vender a la población, pero el régimen invierte tiempo, dinero y recursos en impulsar la comercialización de sus productos al otro lado del planeta. Mientras, el pueblo de Cuba pasa los días sin encontrar café, y sin miel ni azúcar para endulzar la vida.
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