El aumento de los feminicidios en Cuba tiene repercusiones que se extienden más allá de la víctima directa, afectando profundamente a las familias en un contexto donde el estado no cuenta con mecanismos para la reparación ni la atención de personas dependientes como niños y otras personas dependientes de las mujeres fallecidas.
En el caso de Cuba, las consecuencias para las personas dependientes de las mujeres asesinadas, como hijos menores de edad, personas mayores o con discapacidades, son devastadoras, mientras la atención a estas víctimas indirectas por parte de las instituciones del Estado es insuficiente.
Una nota de prensa de Casa Palanca, con sede en Madrid, señala que esta realidad de desamparo afecta especialmente a personas que dependían emocional y económicamente de las víctimas y no reciben el apoyo necesario del Estado.
"Casa Palanca ha entrevistado a ocho familias de víctimas de feminicidios en varias provincias cubanas, que tienen en común no haber sido debidamente atendidas ni reparadas, develando la situación de desamparo en la que quedan las personas dependientes tras perder el cuidado de las mujeres asesinadas, así como la falta de acción por parte del gobierno para garantizar su protección y vida digna", expresa la nota.
Esto se debe, en parte, a la falta de legislación y políticas públicas específicas para abordar las necesidades de quienes quedan huérfanos o sin cuidadoras tras un feminicidio, subraya la información.
Un texto anterior explicaba que en el contexto cubano donde las mujeres son, en gran parte, las proveedoras principales de los hogares, su ausencia genera un vacío irreparable que afecta la estabilidad económica y emocional de las familias.
Según los datos del Observatorio de Género Alas Tensas (OGAT) y Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTCC), desde 2019 hasta junio de 2024 se han registrado 285 personas dependientes de víctimas de feminicidio en el país.
Esto incluye, entre otros, a niños y niñas menores de edad, quienes sufren las secuelas de perder a su madre de manera violenta.
Estos datos revelan que más de una tercera parte de las mujeres víctimas de feminicidio tenían entre 26 y 35 años, una etapa vital en la que muchas mujeres cubanas asumen responsabilidades de cuidado.
La muerte de estas mujeres deja a muchas personas sin acceso a los cuidados y al sustento que ellas brindaban.
El hecho de que no existan mecanismos de reparación ni programas de apoyo adecuados para estas familias agrava la situación.
A pesar de que el trabajo no remunerado de cuidado recae de manera desproporcionada en las mujeres cubanas, la falta de reconocimiento de las necesidades de las personas afectadas por feminicidios perpetúa su vulnerabilidad.
La investigación de Casa Palanca no solo pone en evidencia la desprotección de estas personas, sino que también subraya la urgencia de implementar reformas que garanticen la reparación integral de las víctimas indirectas, como acceso a servicios psicológicos, sociales y de salud.
Además, la falta de legislación específica en Cuba que contemple la reparación y protección de las personas dependientes de víctimas de feminicidio, así como la prevención de estos crímenes, expone una carencia en el sistema legal y social del país.
La investigación de Casa Palanca aboga por cambios que incluyan la creación de políticas públicas efectivas, como medidas preventivas, que aseguren la protección de estas víctimas no mortales y fomenten un entorno de igualdad y seguridad para todas las mujeres.
En lo que va de año las plataformas independientes han confirmado 37 feminicidios en Cuba en 2024, y han registrado tres intentos de crímenes machistas, seis casos que necesitan acceso a la investigación policial y dos asesinatos de hombres por motivos de género.
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