Indira Ruiz, de 35 años, vive con sus dos hijas, de 13 y 15 años, en la calle Rastro, entre Corrales y Gloria, en el barrio de Jesús María, en La Habana Vieja, y desde hace un mes tiene que cocinar con botas de agua para esquivar las heces fecales que salen desde su baño e inundan la cocina de la vivienda. No se trata de un caso aislado, hay más vecinos que residen en su calle, en planta baja, que están sufriendo el mismo problema.
Y lo peor de todo es que no pueden hacer nada por solucionarlo porque se trata de un caos provocado por las autoridades, que han cerrado las compuertas que permiten que las aguas albañales vayan al mar.
"Llevamos un mes con tupición. Empezó por el baño de la casa y se ha extendido a la cocina. No es culpa de nosotros. La tupición viene de la calle, de la central. Tanto Aguas de La Habana como Aguas Negras y los delegados y el presidente del Consejo nos explican que la tupición se debe a que tienen las compuertas cerradas porque no tienen la máquina que bombea el agua hacia el mar y por esa razón han cerrado las compuertas y eso no permite que las aguas albañales se vayan. A raíz de eso se nos han metido dentro de la casa", explica Ruiz en declaraciones a CiberCuba, desesperada porque no tiene otro sitio al que marcharse con sus hijas hasta que se solucione el problema.
Como tienen el baño inutilizado, Indira Ruiz y sus hijas tienen que bañarse en la casa de sus vecinos, cocinar con botas de agua y hacer sus necesidades en una cubeta. "Ya estamos cansadas de reportar este problema. Sólo nos dicen que hasta que arreglen la máquina que bombea el agua hacia el mar no pueden abrir las compuertas y los afectados somos nosotros", señaló desesperada a CiberCuba.
Y esto no afecta solo a Indira y a sus hijas. "Toda la calle está igual. Hay otros vecinos afectados al igual que nosotros, con la misma intensidad, como en mi casa", insiste en declaraciones a este portal.
El resto de afectados, como Indira Ruiz, son familias con niños a su cargo, incluso menores de entre dos y cuatro años que tienen que convivir con "zanjas verdes de moho por la tupición". Uno de los vecinos llegó incluso a romper la acera para que la tupición de su casa saliera hacia la calle. "Estamos desesperados".
Insalubridad generalizada
En los últimos años, el Gobierno cubano se ha visto desbordado por los basureros ilegales que pululan por toda la Isla, especialmente por La Habana. De ahí la proliferación de enfermedades, como el dengue y el oropouche, que cuestan más dinero curarlas que prevenirlas. Recientemente el estudio de campo 'La Habana, capital de desechos', elaborado por el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, del laboratorio de ideas Cuba Siglo 21, relacionó el aumento de la criminalidad en la capital de la Isla con el incremento de los vertederos descontrolados en sus calles.
Si bien no establece una relación directa entre basura y crimen, sí considera que "la acumulación de desechos sólidos contribuye a ciertos factores que, a su vez, pueden degradar el valor inmobiliario de una reparto urbano al reflejar una potencial crisis de normas de convivencia y con ello un potencial delictivo en esa comunidad".
La Habana produce cada día 23.000 metros cúbicos (m3) de basura, pero el régimen cubano sólo recoge el 68% de esos desechos urbanos. Eso significa que un 32% (7.600 m3, equivalente a tres piscinas olímpicas) se queda a pie de calle y eso ha convertido la capital de la Isla en "un foco crítico de inseguridad sanitaria" debido a la proliferación de roedores y mosquitos, portadores de enfermedades como el dengue y la leptospirosis, además de provocar incendios por producción de gas metano, como el ocurrido en Lawton a principios de este año 2024 cuando los vecinos pegaron fuego a un vertedero.
A primeros de este mes de octubre, el gobernante Miguel Díaz-Canel lanzó una ofensiva integral contra la acumulación descontrolada de basura en La Habana, una situación que afecta a todos los municipios. Para ello ha anunciado un plan estratégico en el que "cada ministerio apadrinará un municipio", con el objetivo de estabilizar la recogida de desechos sólidos y mejorar las condiciones de higiene en la ciudad. Ahora está por ver qué ministerio está a cargo del barrio de Jesús María, en La Habana Vieja, donde las heces fecales inundan las casas.
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