Los refugios de animales en Cuba han reportado un aumento significativo en la cifra de perros y gatos abandonados debido al éxodo masivo de la población y a la agudización de la crisis económica de la isla.
Tal circunstancia ha obligado a activistas animalistas a intentar buscar soluciones y a procurar disparar también la cifra de adopciones, según reveló un reciente reporte de la agencia Associated Press.
Si bien no existen cifras oficiales ni estimaciones de cuántas mascotas han sido abandonadas por sus dueños, el número de gatos y perros abandonados se ha disparado en los últimos dos años a medida que los cubanos emigran en cifras récord.
“Recibimos una llamada telefónica de alguien pidiéndonos que cuidemos a sus mascotas, porque de repente están migrando y no saben qué hacer con ellas”, dijo en declaraciones a AP la técnica veterinaria Elizabeth Meade, fundadora de Adopciones por Amor, un refugio para animales en la capital.
Aunque ese refugio encontró un hogar para unas 300 mascotas el año pasado, muchas de ellas fueron devueltas o simplemente desaparecieron después de que sus nuevos dueños también decidieran emigrar, lo que revela que para esos animalitos no hay siempre un final feliz.
Tras ser abandonados por sus dueños que se fueron de Cuba o simplemente ya no pueden cuidarlos, los perros fueron rescatados por activistas son alimentados, esterilizados e intentan encontrarles un nuevo hogar.
Sin embargo, algunos no tienen tanta suerte y se quedan vagando por las calles.
Para muchos cubanos llevar a sus mascotas consigo no es una opción porque transportar un animal desde La Habana a Miami a través de una agencia especializada -incluso tratándose de una distancia corta como en ese caso- puede costar hasta 1,200 dólares, incluyendo exámenes médicos y el vuelo.
A ello se suma que desde septiembre de este año los dueños de mascotas deben pagar 1,300 dólares adicionales para cumplir con la obligación legal de una cuarentena.
El proceso de llevar consigo a una mascota fuera de Cuba es complejo y además de costoso está plagado de regulaciones y barreras burocráticas.
No obstante, no son todos lo que están dispuestos a abandonar a sus mascotas para siempre y algunos cubanos con el paso de los meses consiguen reunirse con sus animales.
En 2023 se disparó también la cifra de certificados de exportación de mascotas. Un reporte publicado en noviembre del pasado año reveló que los 2,000 certificados emitidos hasta ese mes duplicaban las emisiones de 2022.
Estados Unidos permite a quienes ingresan legalmente al país ser acompañados de sus mascotas, pero ha colocado a Cuba en una lista de países con alto riesgo de rabia canina, lo que complica el trámite.
Cuba no tiene un laboratorio aprobado por Estados Unidos, lo que significa que los análisis de sangre de rabia deben enviarse a territorio estadounidense para ser analizados, lo que añade trabas y demoras al proceso.
Aunque las mascotas y sus dueños se enfrentan a desafiantes regulaciones, el esfuerzo de activistas y organizaciones ha facilitado la reunión de gran cantidad de animales con sus familias en el exterior.
Cuidar una mascota, prohibitivo para muchos cubanos
Por otra parte, cuidar de una mascota en la isla puede resultar prohibitivo para la mayoría de los cubanos.
Una bolsa de 20 kilogramos de comida importada para perros puede costar hasta 70 dólares y una visita al veterinario cuesta el equivalente a 10 dólares, apunta la citada fuente.
Hay que tener en cuenta que el salario mensual promedio en el sector estatal -que continúa siendo el mayor empleador a nivel nacional- es de unos 21 dólares.
Aunque el activismo animalista, que ha tenido su gran escaparate de difusión y apoyo en internet, ha conseguido paliar el masivo abandono de mascotas, lo cierto es que esta continúa siendo una de las caras menos amables y más sensibles de una masiva emigración que ha erosionado muchas áreas de la vida en la isla.
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