Apagones en Cuba: Pronóstico para el 27 de octubre y análisis de la evolución reciente

Hoy, 27 de octubre, la UNE anticipa nuevos deficits en el sistema eléctrico, mientras el país sigue enfrentando cortes prolongados. ¿Cómo ha evolucionado la crisis energética en los últimos días? Descubre los detalles y el impacto en la vida diaria de los cubanos.

Central Antonio Guiteras © UNE
Central Antonio Guiteras Foto © UNE

La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) ha anunciado que para el día de hoy, 27 de octubre de 2024, se espera una afectación por déficit de generación en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de hasta 870 MW en el horario pico de las 19:20 horas.

La disponibilidad de generación reportada a las 07:00 horas fue de 2,100 MW, mientras que la demanda se estimó en 2,000 MW, lo que permitió una mañana sin afectaciones.

Sin embargo, para el mediodía se espera un déficit de 400 MW, y para el horario de mayor demanda, el déficit podría ascender a 800 MW, con una afectación máxima prevista de 870 MW.

La UNE informó además que la situación se ha visto agravada por las averías en las unidades de la CTE Santa Cruz, la CTE Cienfuegos y la CTE Felton, así como por la falta de combustible que afecta a 62 centrales de generación distribuida, con un total de 335 MW fuera de servicio.

Déficit real del 26 de octubre vs. pronóstico

Ayer, 26 de octubre de 2024, la UNE había pronosticado un déficit de 900 MW durante el horario pico, con una afectación máxima de 970 MW.

No obstante, la afectación real superó las expectativas, alcanzando un máximo de 1,007 MW a las 19:40 horas.

La disponibilidad de generación para esa jornada fue de 1,920 MW, con una demanda de 2,100 MW, lo que generó un déficit de 265 MW desde temprano en la mañana, afectando también el suministro de energía en diversas provincias.

El déficit acumulado se debió a las averías persistentes en las principales plantas de generación térmica y a la falta de recuperación de unidades críticas, sumando una limitación en la generación térmica de 498 MW.

La diferencia entre el pronóstico y la realidad resalta las dificultades de la UNE para estabilizar el sistema eléctrico del país. A pesar de las previsiones, la infraestructura en constante deterioro y las condiciones adversas, como el impacto del huracán Oscar en Guantánamo, han sido factores que han llevado a una afectación mayor de la anticipada.

Evolución de la crisis energética en los últimos días

Desde el 23 de octubre de 2024, la crisis energética en Cuba ha mantenido un patrón de déficit significativo en la generación eléctrica.

l 23 de octubre, la UNE sincronizó el SEN tras un colapso total que había dejado al país sin electricidad durante cinco días, pero la situación continuó siendo crítica. Más de 11 mil niños en Matanzas se quedaron sin leche debido a la imposibilidad de refrigerar el producto, mientras varios municipios de Guantánamo permanecían sin electricidad tras el paso del huracán Oscar.

El 24 de octubre, la UNE reportó un déficit de generación que alcanzó los 1,245 MW durante el horario pico, con cortes extendidos en toda la isla. La capacidad de generación fue insuficiente, a pesar de los esfuerzos para restaurar el suministro. En La Habana, se realizaron apagones de emergencia durante varias horas del día, generando descontento entre la población.

Para el 25 de octubre, la previsión de la UNE fue de un déficit de 876 MW, pero la afectación real se elevó a 946 MW. Las averías en unidades claves, junto con la falta de combustible, provocaron cortes no planificados en varias regiones, afectando la vida diaria de los cubanos. Las limitaciones de generación térmica y la falta de mantenimiento en plantas críticas siguieron agravando la situación.

Desde que el colapso total del sistema eléctrico sacudió a Cuba el 18 de octubre de 2024, la vida cotidiana de los cubanos ha estado marcada por los prolongados apagones.

En provincias como Matanzas, la falta de electricidad ha impactado la distribución de alimentos básicos, mientras que en Santiago de Cuba y Guantánamo, los ciudadanos enfrentan la escasez de recursos esenciales como el gas licuado.

La “normalización” del déficit de generación eléctrica, con cortes planificados que alcanzan los 1,000 MW diarios, ha sido recibida con escepticismo y malestar por una población agotada. El colapso del sistema ha expuesto las debilidades estructurales de la infraestructura eléctrica cubana, que depende de termoeléctricas en constante avería y de una generación distribuida afectada por la falta de combustible.

Las protestas y manifestaciones en lugares como Manicaragua y Santiago de Cuba, donde los ciudadanos han salido a las calles para exigir el restablecimiento del servicio eléctrico, reflejan el creciente descontento ante la inacción del gobierno.

A su vez, figuras públicas y activistas han denunciado la situación en redes sociales, amplificando el clamor por un cambio y soluciones efectivas a una crisis que no muestra señales de mejoría.

Mientras tanto, el gobierno cubano ha intentado justificar la situación con argumentos sobre el embargo estadounidense, aunque economistas y expertos señalan que la crisis es producto de la falta de inversión en infraestructuras críticas y una planificación deficiente. La realidad para los cubanos es la continuidad de una vida marcada por la incertidumbre energética y el esfuerzo por adaptarse a un escenario cada vez más precario.

Este contexto evidencia cómo el sistema eléctrico cubano sigue enfrentando desafíos significativos para estabilizar el suministro, mientras las afectaciones se convierten en una constante en la vida de millones de personas en la isla.

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