El último número de la revista ¡Hola!, que publica en exclusiva las imágenes del romance de la actriz Ana de Armas con Manuel Anido Cuesta, el hijastro del mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, ha indignado al exilio, especialmente en Miami. La rabia viene, sobre todo, de quienes viven fuera de la Isla y no están sometidos al apagón informativo de la prensa estatal u oficialista, la única con acceso legal, dentro de Cuba, al público mayoritario.
Quienes viven ajenos a la realidad cubana pueden pensar que el asco que hoy sienten los cubanos por su estrella de Hollywood es una respuesta pasional más. Esta vez se equivocan. Ana de Armas no es repudiada por sus compatriotas por mantener un romance con el hijastro del sustituto de Raúl Castro sino porque el nuevo amor de la actriz es asesor de un dictador que mantiene al pueblo de Cuba sin luz, sin agua y sin derecho a protestar.
El Partido Comunista de Cuba, único legal en el país, es incapaz de controlar una inflación que rondaba el 30% en el primer semestre de este año. La situación es límite desde la aplicación de reformas económicas que los comunistas cubanos dieron en llamar "Tarea Ordenamiento". Empezaron a aplicarla en 2021 y la suspendieron, admitiendo su fracaso, en 2023.
El error monumental dejó fuera del Parlamento a Marino Murillo, conocido como el zar de las reformas económicas en Cuba, y poco después al ministro de Economía, Alejandro Gil, acusado de corrupción. Pero el problema no se solucionó. Ha ido a peor. Casi cuatro de cada diez pensionistas cubanos cobran al mes en la Isla 1.528 pesos (4,60 dólares al cambio de esta semana (1 USD = 328 pesos). Una pizza familiar cuesta en La Habana 1.100 pesos. Una libra de azúcar (2,2 kg) sale por 550 pesos. Esta situación ha dejado al 89% de las familias cubanas en la pobreza extrema.
Las fotos de Ana de Armas, besándose con el asesor de Díaz-Canel por la calles de Madrid y cenando con él y junto a abogados del régimen en un restaurante de moda, llegan después del apagón total que dejó a oscuras la Isla durante tres días en octubre. ¿En qué país del mundo ocurre algo así y no hay protestas masivas? En uno donde la represión es infinitamente más dura que los apagones de cuatro y diez horas diarias. Que no se hable de eso en las noticias internacionales no significa que no esté pasando.
Por atropellar, matar, dejar tirado en la carretera e intentar escapar del país, un joven se enfrenta en Cuba a una condena de hasta 9 años. Por salir a protestar el 11 de julio de 2021, hay sentencias de hasta 23 años de cárcel. Es esto lo que está blanqueando Ana de Armas.
Las fotos de la revista ¡Hola! de la actriz con Manuel Anido Cuesta dan sentido al silencio de Ana de Armas que ni siquiera cuando estuvo nominada al Oscar por "Blonde" dijo una sola palabra pidiendo democracia para Cuba. Para que se entienda, ella es la antítesis de Celia Cruz, que salió de Cuba y murió en el exilio sin volver a pisar su tierra.
Durante años, los cubanos han respetado el silencio de Ana de Armas, al ser la actriz más talentosa de la historia reciente de Cuba, hasta que se ha sabido que mantiene una relación amorosa con un alto cargo de la dictadura.
A Ana de Armas no se le ha pedido nunca que muestre empatía hacia los más de 1.000 presos políticos que hay a día de hoy en las cárceles de la Isla; ni que repruebe la golpiza que acaba de recibir en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba, el líder opositor José Daniel Ferrer; ni que apoye a los periodistas independientes, interrogados por la Seguridad del Estado y obligados a renunciar públicamente a su derecho a informar al margen de la versión oficial. Tampoco que no apoyara a su hermano, el artista Javier Caso, cuando fue detenido por la Policía política.
Su silencio se había entendido hasta esta semana como una opción personal. Hoy es sinónimo de complicidad y consentimiento, de apoyo tácito al mandatario que en 2017 sacó pecho de la falta de libertad de expresión cuando dijo aquello: "Que digan que censuramos, todo el mundo censura".
Con tantos hombres en el mundo, ella ha elegido al asesor de un mandatario, responsable de que en los últimos dos años más de medio millón de cubanos haya abandonado el país; de que la población de Cuba se haya reducido un 18% entre 2022 y 2023 y de que la criminalidad haya repuntado con una media de 2.37 crímenes al día, un dato superior al del año pasado.
Eso sin hablar de la decadencia de las dos banderas de Fidel Castro: la Sanidad y la Educación. Hoy el Gobierno de Díaz-Canel destina 14 veces más presupuesto a turismo que Salud y Servicios Sociales. Sin embargo, la llegada de visitantes extranjeros sigue cuesta abajo y a estas alturas, el régimen ya ha renunciado a alcanzar los 3 millones de turistas con que contaba para este 2024. República Dominicana, competidor directo, atrajo 5 millones en los primeros cinco meses del año.
La insalubridad espanta a los turistas. La Habana produce cada día 23.000 metros cúbicos (m3) de basura, pero el régimen cubano sólo recoge el 68% de esos desechos urbanos. Eso significa que un 32% (7.600 m3, equivalente a tres piscinas olímpicas) se queda a pie de calle, lo que ha convertido a la capital de la Isla en "un foco crítico de inseguridad sanitaria". De ahí los brotes de dengue, leptospirosis y oropouche, que ha provocado la muerte de niños por complicaciones con meningitis.
Ese es el paraíso socialista donde Ana de Armas celebró en mayo de este año su cumpleaños 35, retransmitido en redes sociales por la élite actoral cubana. Quienes se levantan y se acuestan en la pobreza pudieron disfrutar de las imágenes del restaurante El Cocinero, de La Habana, donde la intérprete de Marilyn Monroe celebró un aniversario más de su idílica existencia.
Para ella, Cuba es playa, clubes nocturnos y amigos. No pueden disfrutar de lo mismo que Ana de Armas opositores cubanos como Omara Ruiz Urquiola, a la que el régimen le impide regresar a su país o Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo, en prisión desde las protestas del 11 de julio de 2021.
Que Ana de Armas mantenga un romance con el asesor de Díaz-Canel significa que forma parte de la intimidad de ese círculo de poder que no deja respirar a Cuba. Esta vez la actriz ha pinchado en hueso. Con esto no tragan los cubanos. Ni con las marcas Louis Vuitton y Estée Lauder que la mantienen como embajadora.
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