En el barrio de La Marina, en Matanzas, la crisis del agua se ha convertido en una carga insoportable para las familias que habitan seis cuadras, donde el servicio es prácticamente inexistente.
Semanas e incluso meses sin acceso regular al agua han dejado a los residentes dependiendo de cisternas vacías y tuberías deterioradas, una situación agravada por roturas y salideros en las zonas altas que impiden que el agua llegue a los hogares, según reportó el periódico oficialista Girón.
En medio de este panorama desolador, surge un héroe local, conocido cariñosamente por los vecinos como Espartaco, cuya misión, aunque no empuña espadas ni lidera ejércitos, es igualmente intensa y vital para su comunidad.
Con un carrito improvisado y una voluntad indomable, Espartaco recorre los caminos hacia los manantiales más cercanos, regresando con el líquido vital que las tuberías no proveen y que el régimen no logra garantizar, convirtiéndose para los habitantes de La Marina en un portador no solo de agua, sino también de esperanza.
A pesar de su esfuerzo titánico, el trabajo de Espartaco no es suficiente para paliar un problema que exige atención urgente y soluciones estructurales por parte de las autoridades.
La falta de mantenimiento en las redes de distribución, sumada a la ausencia de inversiones para garantizar el acceso al agua potable, ha dejado a los residentes en una situación de extrema precariedad.
Las instituciones responsables deben asumir su papel y ofrecer alternativas que devuelvan a esta comunidad un servicio básico y vital.
Mientras tanto, en La Marina, Espartaco se ha convertido en un símbolo de resiliencia y solidaridad.
Pero su figura también evidencia una realidad inaceptable: la supervivencia de estas seis cuadras no puede depender únicamente de un héroe anónimo.
“El bienestar de estas seis cuadras no puede depender solo de un héroe anónimo; sino que precisa de un sistema que garantice el acceso al agua como lo que es: un asunto vital”, apuntó Girón.
Los problemas de abasto de agua no se limitan a una provincia de Cuba. El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel reconoció que la escasez de agua que padece la población en La Habana ha empeorado tras el paso del huracán Rafael por la ciudad.
En un recorrido para evaluar los daños causados por el fenómeno, se informó que algunas fuentes de abasto del líquido sufrieron roturas y se van recuperando poco a poco.
Recientemente, vecinos de Luyanó, en el municipio habanero de Diez de Octubre, expresaron su inconformidad y preocupación por la escasez de agua que padecen desde hace semanas.
Los afectados, especialmente mujeres, exigen una solución a esta problemática, que se suma a los prolongados y constantes apagones y a otras dificultades sociales que afectan la vida cotidiana de los cubanos.
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