Un líder neurótico, narcisista y cuya única prioridad es «mantenerse en el poder». Así es como definía un equipo de psiquiatras de la CIA hace 53 años a Fidel Castro en un curioso informe que este martes ha sacado a relucir el diario «Clarín». Y es que, a pesar de que fue elaborado en 1961, muestra de forma clara las tensiones que existían entonces entre el bloque capitalista y comunista –unas tiranteces que, según explicó la pasada semana el presidente norteamericano Barack Obama, serán poco a poco sustituidas por un acercamiento de posturas y una eliminación paulatina del bloqueo-. La Agencia Central de Inteligencia elaboró este informe en octubre de 1961. Apenas dos veranos después de que finalizara la revolución en la región y seis meses después de que las tropas exiliadas cubanas trataran (sin éxito) de invadir con la ayuda de Estados Unidos y de John F. Kennedy la Bahía de Cochinos. A su vez, está fechado únicamente diez meses antes de que se iniciara la crisis de los misiles de Cuba. En el documento (que tiene una extensión de aproximadamente tres caras de folio), la CIA explica en primer lugar que Fildel Castro no está en ningún caso loco, aunque cuenta con una personalidad inestable vulnerable a la presión psicológica. Destaca también que adora sentirse adulado por las masas, cuenta con grandes ansias de permanecer en el poder y necesita enfrentarse a un adversario para entender que su existencia es perfecta.NeuróticoLa CIA hace hincapié además en que Castro es inestable y necesita los halagos de sus congéneres para sentirse pleno: «Excepcionales elementos neuróticos de su personalidad son el hambre de poder y su necesidad de reconocimiento y adulación por las masas: es incapaz de obtener completa satisfacción de cualquier otra fuente». Algo así le sucedía con el Che Guevara, de quien el estudio afirma que era totalmente dependiente: «Su estabilidad emocional sufriría si Che no mantuviera una actitud firme y positiva hacia él», destaca el texto- En este sentido, el informe también señala que, si el líder fuese odiado por aquellos a quienes pide aprobación, «el resultado sería un desorden en su personalidad, su ineficacia política e, incluso, una enfermedad emocional clínica como la depresión». A su vez, el equipo psicológico afirmaba que cualquier crítica lo vuelve inestable y hace que pierda el contacto con la realidad. Egoísta y con miedo a la pasividad Entre los rasgos que más definen la personalidad de Castro, el equipo señala que uno de los más claros es su absoluto egoísmo (característica que llegan a considerar como su «Talón de Aquiles». «Narcisista al extremo, en la victoria debe controlarlo todo, sin delegar autoridad. Cuando se enfrenta a la derrota, su primera preocupación es retirarse para reagrupar sus recursos», completa el texto. A su vez, los expertos también consideraban por entonces que Castro contaba un miedo atroz a las desgracias que le pudieran suceder debido a su pasividad (entre ellas, perder el poder por no haber sabido reconocer a tiempo los peligros que le atacaban). Esta característica se relaciona con su necesidad psicológica de encontrarse siempre en la cima, controlando a la sociedad y velando por ella como si estuviera formada por menores de edad. En este sentido, los psiquiatras de la Agencia Estatal de Inteligencia también entendían que, «pese a depender de las masas para su sostén (…) no confía en ellas lo suficiente como para llamar a elecciones Su prioridad es mantenerse en el poder. Él probablemente destruiría a ambos, a sí mismo y al pueblo cubano, para preservar este estatus». Con todo, el documento destacaba también la gran capacidad intelectual de Fidel Castro y sus dotes como «líder revolucionario y agitador»-.
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