En Cuba son muchos los vendedores y reparadores ambulantes de colchones. Sus pregones se pueden escuchar a cualquier hora y a toda voz.
Es habitual verlos por las calles buscando clientela. Gritando a toda voz: ¡colchoneros! En caso de encontrar un interesado, ahí mismo montan el taller, y reparan el colchón en plena calle. Lo abren, enderezan los muelles en mal estado, cambian algunos que no tienen remedio, emparejan un poco la guata y lo vuelven a cerrar, cosiéndolo. Para trabajar usan herramientas hechas por ellos mismos y materiales reciclados. Es un trabajo de dos horas y media por unidad, aproximadamente.
Fuente: Cubanet
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