En triángulo formado por la unión de las calles L, Línea y 15, en el Vedado habanero, se localiza un parque con bancos, luminarias, árboles y jardines bien cuidados. Allí está ubicado un monumento erigido, el 10 de octubre de 1931, a la memoria de los chinos que combatieron por la independencia de Cuba.
El monumento, integrado por una base octogonal sobre la que se alza la sobria columna negra, contiene una inscripción con la frase de Gonzalo de Quesada que atestigua: ¨No hubo un chino cubano desertor. No hubo un chino cubano traidor¨.
La inmigración china
Existen registros del siglo XVI de presencia de chinos en Cuba, pero no es hasta 1847 que comienzan a llegar a la isla bajo el estatus de ¨colono contratado¨.
La llegada de culíes chinos a Cuba fue un negocio ventajoso para los traficantes de esclavos, que vieron en esta inmigración una opción para sustituir la fuerza de trabajo esclava africana.
El contrato firmado por los chinos, en un idioma que no conocían, los obligaba a trabajar durante 8 años, con un salario de 4 pesos al mes y durante 12 o más horas diarias, 6 días a la semana.
La gran mayoría fue a trabajar a las áreas rurales en cultivos de caña, tabaco y café. Otro grupo trabajó en la industria azucarera y el ferrocarril.
En las plantaciones eran sometidos a duros trabajos, en un régimen de semiesclavitud. Vivían hacinados en los barracones destinados para los esclavos, aunque separados de ellos.
Algunos chinos desesperados por el mal trato, cometieron suicidio. Otros se rebelaron, matando a los mayorales y administradores, y por ello fueron ejecutados. No pocos se dieron a la fuga y se convirtieron en cimarrones, como los negros esclavos.
Presencia china en el Ejército Libertador de Cuba
Las condiciones de semiesclavitud a que fueron sometidos, hizo que muchos se unieran a la causa de la lucha por la independencia. Procedían de un país con una cultura milenaria, donde la esclavitud había sido eliminada siglos atrás. Poseían una alta estima de la dignidad y rebeldía, que los hizo ser combativos ante cualquier forma de humillación.
Existen registros de chinos incorporados a la Guerra de los Diez Años (1868-1878), desde sus inicios. Se destacaron por su valor y sacrificio, y llegaron a recibir grados militares en el Ejército Libertador. Después del Pacto del Zanjón, algunos continuaron luchando en la Guerra Chiquita (1879-1880).
Al comenzar la Guerra de Independencia (1895-1898), algunos de los antiguos combatientes chinos se reincorporaron a la lucha, y otros realizaron diferentes labores de apoyo, como servir de mensajeros, entrar en los pueblos para conseguir productos necesarios como medicinas, comidas, ropa y calzado. Otros, convertidos en comerciantes, contribuyeron con su aporte económico.
El comandante José Bú y el capitán José Tolón, ambos combatientes chinos, lucharon por más de 10 años, por lo cual, según la Carta Fundamental de 1901, podían aspirar al cargo de Presidente de la República.
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