Costas inhóspitas, abruptos parajes donde el mangle y el patabán cortan el paso al caminante ocasional, caracterizan la Península de Guanahacabibes. Otrora olvidada por los gobiernos de turno, hoy renace tras la política conservacionista de bosques implantada desde el triunfo revolucionario de 1959.
El reconocimiento como Reserva de la Biosfera, otorgado en 1987 por la UNESCO a esta región del occidente cubano, no es casual, sino resultado del nivel de preservación de la zona tras continuas investigaciones sobre su hábitat, en un afán de mantener un desarrollo sostenible y el fomento turístico.
Catalogada como la mayor reserva forestal de la Isla, guarda una rica biodiversidad expresada en más de 600 plantas superiores, 126 especies de aves (37 por ciento del total reportado en el país), y cuatro de los seis órdenes de mamíferos registrados en Cuba, con un elevado nivel de endemismo.
De la fauna endémica, destaca la torcaza cabeciblanca y el zunzuncito; y entre los mamíferos abundan las jutías conga y carabalí, venados y puercos jíbaros, que comparten su hábitat con el majá de Santa María, la iguana y varias especies de lagartos.
Julio Camacho, director de la Oficina para el Desarrollo Integral de Guanahacabibes, confirma que el objetivo es preservar lo existente con un adecuado manejo. De ahí que esté previsto crecer en capacidades en las playas María La Gorda y Las Tumbas, desarrollar el buceo contemplativo en Los Morros y potenciar la navegación turística en la Marina Cabo de San Antonio.
Científicos cubanos y extranjeros han emprendido el estudio integral del área, lo que responde a un proyecto de manejo y conservación que abarca nueve localidades, entre ellas Punta Palmajes, Cabo de San Antonio y Ensenada de Bolondrón.
También se da prioridad al cuidado de los fondos marinos, la protección de la diversidad y la elaboración de programas para el conocimiento de los valores histórico-culturales del sitio.
Con 22 playas, 7 áreas de desarrollo y 150 sitios de interés para la ciencia, en sus predios se promueve el turismo de naturaleza, para que la historia y los valores histórico-sociales de la zona cautiven el interés de aquel que por primera vez pise tierra cubana.
RECONOCIMIENTO Y PROTECCIÓN DE LOS RECURSOS
A partir de 2004 se han hecho varios levantamientos ecológicos. Entre los que sobresale del de los moluscos, con 630 especies determinadas, estudio calificado como el más completo de la Isla y del Caribe.
La zona, parte de un estudio general hasta el 2009, comprende el espacio supralitoral con áreas de hasta 40 metros de profundidad, auspiciado por la Oficina para el Desarrollo Integral de Guanahacabibes y el apoyo de la Universidad española de Oviedo y el Gobierno de Cantabria.
Una pesquisa inicial arrojó 27 nuevos registros de moluscos, entre ellos escafópodos (colmillos de elefante), caracoles, bivalvos (conchas), quitones o cucarachas de mar y pulpos, ejemplares de pequeño y mediano tamaños no localizados habitualmente en esas profundidades.
UBICACIÓN PRIVILEGIADA
La ubicación geográfica de la Península de Guahanacabibes en una de las principales rutas marítimas y de tráfico internacional, convierte a sus instalaciones en centros de avituallamiento de yates y embarcaciones que atraviesan el estrecho de Yucatán.
La construcción de una torre de comunicaciones para llevar señales de telefonía, radio y televisión, una plataforma para helicópteros y una marina, sobresalen entre las inversiones ejecutadas en esta zona acariciada por los vientos alisios y devastada en más de una ocasión por huracanes.
Situada en el extremo más occidental del archipiélago cubano, es considerada una de las más grandes reservas lacustres, forestales y bioespeleológicas de la Isla.
Está constituida por una llanura caliza con numerosos afloramientos rocosos, conocidos popularmente como "dientes de perro", sin macizos montañosos ni ríos y con un manto freático a pocos metros de la superficie.
Su extensión suma en total 101 mil 500 hectáreas, con bosques semideciduos, catalogados como los de mayor endemismo de la Isla, donde abunda la vegetación de ciénaga y manglares en su litoral norte; no así en la parte más oriental donde proliferan cultivos de tabaco, frutales y pastos para el ganado.
En buen estado de conservación, sobresale la vegetación de las reservas naturales de El Veral y Cabo Corrientes, casi aisladas de la actividad antrópica (humana).
Con menos de diez habitantes por kilómetro cuadrado, su población ha crecido poco en los últimos años, lo que en parte garantiza no solo su biodiversidad, sino también su condición de Reserva.
Entre sus renglones económicos sobresale la pesca y la apicultura, actualmente priorizados en las líneas de investigación por especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Instituto de Ecología y Sistemática y el Ministerio de la Agricultura, como vía para reconstruir los antiguos colmenares que contribuyen al crecimiento de una vegetación rica en plantas melíferas.
Zona privilegiada para la pesca submarina, sus fondos casi vírgenes despiertan el interés de los amantes a las profundidades. Junto a la Isla de la Juventud, es considerada como área por excelencia del buceo, con más de 50 puntos localizados en las aguas limítrofes, a las que se llega desde el Centro de Buceo Internacional con embarcaciones pequeñas.
"El barco hundido", "Las cuevas de Pedro", "El balcón del Caribe" y "El Valle de las Esponjas" constituyen algunas de las variantes de buceos por arrecife, de pared, caverna/ cuevas y nocturno, que facilita el Centro Internacional de Buceo María La Gorda.
Su estancia le permitirá recorrer en parte la Reserva, de difícil acceso y situada a 300 kilómetros del centro de la capital cubana, distancia que posibilita salvaguardar sus recursos y su rica biodiversidad.
La Península de Guanahacabibes . Ubicada en la zona occidental de Cuba, en la provincia de Pinar del Río, es una zona llana en la que predominan las rocas calcáreas, las arcillas y las arenas. Su extremo occidental es el cabo de San Antonio, a 210 km de la península de Yucatán.
Las aguas que rodean a Guanahacabibes, una de las seis Reservas de la Biosfera en Cuba, se caracterizan por la abundancia de fauna, y lo mismo puede decirse de la costa, en la que se encuentran áreas naturales protegidas. Un dato curioso: antes de la llegada del Gran Almirante Cristóbal Colón, en la zona vivía una abundante población aborigen, pero actualmente es un área con pocos habitantes.
Lo que sí prolifera en esta península de naturaleza sorprendente es la fauna circundante, que incluye jutías, perros jíbaros y venados. En la zona del litoral pueden observarse iguanas, y también miles de cangrejo, que inundan el área sobre todo cuando es época de desove.
En cuanto a la flora, de las más de 547 plantas superiores, 14 son endémicas del lugar, y otras como el cedro, la caoba y el ébano, son de gran valor económico.
Fuente: CubAhora
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: