Este artículo es de hace 12 años
Fue en Caracas, Venezuela, donde Martí, con su pluma y por la magia de su desesperada ternura, fue perfilando y convirtiendo en versos lo que había crecido dentro de él.
Allí entre los cerros caraqueños —según se demuestra en sus cuadernos de apuntes de 1880 a 1881—, nació lo que tanto había anhelado: Ismaelillo. Aquellos versos del padre para su hijo José Francisco.
Martí primero no pensó publicarlos, pero cuando al fin se decidió, consideró que no debían salir impresos corrientemente, como una obra cualquiera. Deseó un libro pequeño y fino, que recordara por su tamaño al pequeñuelo que lo inspiró.
Finalmente por esta fecha de 1881, los poemas se encontraban en prensas (proceso de impresión), para luego ser publicados en un pequeño tomo, cuyos primeros ejemplares Martí regaló a sus amigos, hace ya 130 años.
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