Este artículo es de hace 11 años
Los frutos pueden ser desde fusiformes, elongados, elipsoidales hasta esféricos, llegando a pesar hasta 3 kg en algunos genotipos. La cáscara es dura, rugosa y quebradiza, de color pardo rojizo. La pulpa varía en textura y color de rojo anaranjado o grisáceo; es aromática, dulce y suave en la madurez, comúnmente con algunas fibras. Por lo general el fruto contiene una o varias semillas. Estas son de tamaño grande, con los extremos agudos, de forma elipsoidal, de color café oscuro, lisa y brillante en el segmento dorsal y color canela en la parte ventral. Las semillas necesitan entre 40 y 70 días para germinar. Este proceso de germinación puede ser acelerado con sólo remover o escarificar la cáscara antes de la siembra.
Los factores que más importancia tienen desde el punto de vista ecológico son la altura, el suelo, la temperatura y la lluvia, ya que pueden limitar la zona para el cultivo y en gran parte se pueden considerar como los factores más críticos para su desarrollo. En algunos lugares, el viento puede ser el factor limitante de más importancia. De la humedad relativa puede depender la facilidad de propagación de algunas enfermedades e insectos.
El zapote como también se le llama en algunas regiones se adapta bien desde el nivel del mar hasta los 1 400 m. Crece en arcillas pesadas de Puerto Rico, en arcillas arenosas de Guatemala y hasta en los suelos arenosos de Florida, Estados Unidos. Las características esenciales del suelo para el desarrollo óptimo del cultivo son la calidad del drenaje, profundidad, grado de acidez, fertilidad, nivel freático adecuado y permeabilidad moderada.
En las áreas tropicales existen muchos suelos con estas características. Sin embargo, las relaciones que guardan los factores del suelo con la potencialidad fotosintética de la planta de zapote son casi inseparables, razón por la cual la baja fertilidad de algunos suelos tropicales limita el rendimiento de esta especie.
El zapote no soporta temperaturas bajas, aunque éstas sean de corta duración. Dependiendo de la localidad, el zapote puede ser rentable si se siembra en zonas donde la temperatura no sea inferior a 15°C. Las temperaturas extremas pueden afectar momentáneamente alguna de las funciones de cualquiera de los órganos del árbol. En las regiones donde mejor se produce el zapote, la temperatura promedio oscila entre 25 y 28°C. En algunas plantaciones comerciales, como en León, Nicaragua, se consiguen buenos rendimientos y calidad de fruta con temperaturas entre 30 y 33°C.
La cantidad de lluvia que satisface al cultivo de zapote oscila entre 800 y 2 500 mm; su mayor o menor cantidad dependerá del tipo de zona donde se explota el cultivo. Si la época seca se prolonga en una zona determinada, la cosecha se puede concentrar en períodos cortos, mientras que en lugares donde la época seca no existe, se pueden obtener cosechas durante todo el año, con índices máximos de fructificación.
La voz zapote deriva del azteca tzapotl, nombre colectivo que se aplica a varias especies de frutas esféricas, dulces y con grandes semillas. La familia de las Sapotáceas incluye otras especies próximas de gran valor tales como el chicozapote (Manilkara sapota); el caimito (Chrysophyllum cainito); el canistel (Pouteria campechiana); el pan de la vida (Pouteria hypoglauca); el lúcumo (Pouteria obovata) y el caimo (Pouteria cainito).
Originario de las partes bajas de América Central, es un frutal de polinización libre, multiplicado en general por semilla. Los frutos del zapote pueden ser comidos crudos o frescos y la pulpa se utiliza en la confección de jaleas, helados y jugos; cocinada puede constituir un sustituto aceptable del puré de manzana o usarse en pastelería.
Los análisis químicos muestran que por 100 g de pulpa de zapote se obtienen 65,6 por ciento de agua, 1,7 g de proteínas, 0,4 g de grasa, 31,1 g de carbohidratos, 2 g de fibras, 1,2 g de cenizas, 40 mg de calcio, 28 mg de fósforo, 1 mg de hierro, 115 mg de vitamina A, 0,01 mg de tiamina, 0,02 mg de riboflavina, 2 mg de niacina y 22 mg de ácido ascórbico.
En algunos lugares de Mesoamérica las semillas molidas se utilizan para dar al chocolate un sabor amargo y aroma característico; en Costa Rica, se han usado para planchar ropa. En Guatemala y El Salvador el aceite contenido en la semilla se utiliza como tónico para la piel, para evitar la calvicie y reducir dolores musculares y afecciones reumáticas. Este árbol produce látex, que es empleado como caústico para eliminar hongos de la piel. Con la madera del zapote, resistente y sólida, se pueden construir muebles u otros objetos que requieran maderas fuertes.
El mamey es una de las frutas más gustadas en nuestro país se aprecia fundamentalmente en forma de batido con o sin leche, o en helados hechos en casa. Sólo se cosecha en determinadas épocas del año. Ahora en temporada, además de satisfacer el paladar, aprovechemos sus beneficios para la salud.
Originario de la América Tropical y Las Antillas, al mamey le atribuyen propiedades antibióticas, es energético, útil para las personas débiles y convalecientes, rico en vitaminas A y C y contiene potasio, calcio, hierro y fósforo.
La práctica popular empleaba esta fruta, según se ha conocido, contra infecciones del cuero cabelludo, diarrea, problemas digestivos y de visión.
Su contenido de carotenos lo hace igualmente importante para combatir los radicales libres.
Por sus cualidades suavizantes e hidratante se utiliza en la cosmética. Refieren que aplicado directamente en ellas, hace crecer las pestañas.
También pone el pelo lacio, y limpia la piel de espinillas y granitos si se unta en el cuero cabelludo y en el cutis limpio respectivamente, una crema de esa fruta elaborada luego de raspar o rayar el hueso del mamey y disolver con gotas de limón.
Otras utilidades del mamey:
Con sus hojas puede hacerse una infusión que sirve para disminuir la fiebre, también el jarabe con la corteza del tronco es remedio refrescante y supurativo aplicado sobre las llagas.
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