El reagettón sonando a todo volumen en varias casas de La Habana Vieja, celebrando con carne de puerco, ron y cerveza.
Cuadras enteras, en los municipios Playa, Plaza y Centro Habana se mantuvieron en la oscuridad y un silencio de velorio. Arterias principales, como las avenidas San Lázaro o Galiano, estuvieron menos transitadas que de costumbre. El capitolio permanece completamente a oscuras y el bar Floridita, cuyos precios lo hacen casi exclusivo para turistas, estuvo cerrado a cal y canto.
Muchas familias han optado por reunirse alrededor de una cena discreta en el hogar. Otras, con más recursos, optan por los servicios de la emergente gastronomía privada.
La calle Obispo, muestra más movimiento. En los restaurantes, cercanos al corazón del centro histórico.
La Plaza de la Catedral, fue un hervidero de cubanos y foráneos. Hubo católicos de toda la vida, católicos de la crisis, nuevos ricos. El Arzobispo de La Habana Jaime Ortega Alamino, ofrece la misa. Habla sobre los peligros que acechan al mundo actual, las guerras, el terrorismo.
Fuente: Cubanet
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