--¿De qué hablarán en este encuentro tres generaciones diferentes de trovadores? --De los retos de los trovadores cubanos. La idea es mantenerse en una estética de la canción y de arte pensante que no se venda. Abrirse camino, buscar la distribución de los discos, en un mundo frívolo que no acepta a otro tipo de gente. Pero nuestra idea es interpretar o componer música que represente al pueblo, no a la tontería. --La trova tradicional defiende la revolución cubana ¿También lo hacen los jóvenes, como usted? --Yo trato de ser una ventana para mirar lo que me rodea desde un punto de vista crítico. Mis canciones son sobre el amor, la política, contra la burocracia. La tecnología ha democratizado el arte. Hace 10 años, esto no se podía hacer. El sistema tiene grietas en las que caben otras formas de pensamiento. --¿Incluido el sistema cubano? --Si. La gente cree que Cuba no cambia, pero ha evolucionado muchísimo. La gente reflexiona. Soy de una generación a la que le ha tocado vivir muchos cambios, desde la caída del muro de Berlín hasta la ausencia de Fidel Castro. Siento que hay una imagen distorsionada, que se le ha dado más voz a los que están afuera que adentro. Y nadie habla de los médicos o deportistas que trabajan para otros países. Y son miles. --¿Y todos los casos de represión de artistas y poetas? --Tomando en cuenta la cantidad de cubanos, son pocos casos. Le diré que si soy un trovador es porque nací en Cuba. Y he elegido cambiar trabajando en mi país.
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