La restauración del museo casa natal del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales figura dentro de las acciones dirigidas a rescatar el patrimonio cultural de la Ciudad Heroína, y conmemorar el Aniversario 113 de la caída en combate del artífice fundamental de la Protesta de Baraguá. La casa natal de Antonio Maceo fue convertida en museo a propuesta del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque. Fuerzas combinadas del Conservador de la ciudad, el Centro Provincial de Patrimonio y la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos reacondicionan el techo y las paredes del inmueble, que atesora amplia información sobre la familia Maceo Grajales. Yunaida Verdecia, directora del museo, señaló que la reparación incluye la parte estructural y la ampliación de las oficinas, pues el montaje de las cuatro salas de la instalación se preservará atendiendo a la importancia de los documentos que muestran. La rehabilitación incluye la ambientación con bancos coloniales y otros elementos que recrean la época, sin alejarse de las concepciones museográficas más avanzadas a nivel internacional. El museo fue inaugurado el 5 de diciembre de 1974, aunque la casa data de la primera mitad del siglo XIX. La partida bautismal y documentos de la familia confirman que Mariana Grajales dio a luz en este sitio —el 14 de junio de 1845— al más intrépido de los generales del Ejército Libertador. La muestra —cerrada temporalmente al público— incluye fotos de la familia y de las actividades que en torno a la casa se realizaron durante la seudorrepública, cuando fue un importante foco conspirativo contra los gobiernos corruptos y proimperialistas. Aparecen el árbol genealógico, una reseña de los combates donde intervino el Titán de Bronce y una amplia documentación sobre la estancia del General Antonio en Honduras, Costa Rica, Santo Domingo y Jamaica conspirando contra la dominación española. La conjugación de avezado pensador, destacado patriota y brillante estratega militar es el principal legado que atesora el inmueble, en cuyo centro se yerguen dos árboles que resumen la impronta de su firmeza y el aporte de Maceo al cese de la esclavitud en América. El primero sembrado por sus descendientes, en franca alusión a Mangos de Baraguá, donde protestó contra la postura capituladora de El Zanjón; el segundo, trasladado por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque desde Mantua, sitio de la provincia de Pinar Río que coronó la contribución de Maceo a la independencia nacional.
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