La imagen convincente de un colectivo que conjuga altos valores en la ejecución musical con una ética solidaria quedó en el público que colmó la sala Garcia Lorca para asistir a la última presentación en Cuba de la Harvard Radcliffe Orchestra, que viajó a la Isla en cumplimiento de un programa de intercambio académico. Esta agrupación, junto a los coros Nacional de Cuba y Ópera de la Calle, y las voces solistas de Bárbara Llanes, María Lucía Méndez, Enmanuel Méndez y Roberto García, interpretaron la Novena sinfonía, de Ludwig van Beethoven, obra que proyecta una muy vigente proyección humanista. Procedente de una de las prestigiosas universidades pertenecientes a la llamada Liga de Hiedra (Ivy League), los integrantes de la orquesta fueron generosos y apasionados en la entrega, conducida por el maestro italiano Federico Cortese, quien valoró la oportunidad de conocer la realidad de un país del cual se tejen mitos y tender a través de la música un hito en la aproximación de dos pueblos vecinos.
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