Ciclista discapacitado cubano se prepara para competir en los juegos paralímpicos de Londres

Damián López empinaba un cometa a los 13 años y al desenredarlo este tocó unos cables de alto voltaje. El accidente ocurrió en 1989, Damián y los médicos lucharon denodadamente y el chico salvó la vida pero quedó con la cara desfigurada y sin antebrazos.Ahora, 23 años después, pedalea rumbo a su sueño, los Juegos Paralímpicos de Londres.

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Este artículo es de hace 12 años

Damián López empinaba un cometa a los 13 años y al desenredarlo este tocó unos cables de alto voltaje. El accidente ocurrió en 1989, Damián y los médicos lucharon denodadamente y el chico salvó la vida pero quedó con la cara desfigurada y sin antebrazos.Ahora, 23 años después, pedalea rumbo a su sueño, los Juegos Paralímpicos de Londres. Luchó y sobrevivió, pero casi no podía caminar y se encerró en su casa. Al pasar los años, usando su fuerza de voluntad aprendió a controlar el timón de su bicicleta con la punta de los codos. "Desde pequeño me gustó el deporte, jugaba fútbol, montaba bicicleta y soñaba con los Juegos Olímpicos, eso me ayudó mucho física y psicológicamente", comentó López. El cubano no pierde la fe, aunque todavía no tiene el boleto para participar en los juegos de Londres, pues en el campeonato mundial de paraciclismo, celebrado en febrero en Los Ángeles, quedó en el 15to lugar del kilómetro contrarreloj, y 19no en la persecución, en la categoría C4. Dice que "todavía puedo bajar mis marcas y ganarme el boleto a Londres". Aunque mejore sus resultados, López empezó a entrenarse demasiado tarde para clasificarse de forma automática a los Paralímpicos, por lo que necesita una invitación especial de las autoridades internacionales del ciclismo. La Federación Cubana de Ciclismo respalda su solicitud para recibir una invitación, dijo Eduardo Montenegro, jefe del Departamento Nacional de Deportes para Discapacitados del Instituto Cubano de Deportes. Damián tiene hoy 35 años, vive en el barrio Casino deportivo en Ciudad de La Habana, junto con su madre Madeleine Alfonso, de 66 años, y su hermano, Abel de 42. El apartamento, situado en el sótano de un edificio de un piso, tiene tres cuartos, las ventanas y las puertas son de madera vieja y sin pintura, y los muebles son escasos y modestos. Moviendo con destreza lo que le queda de los brazos, López mostró la bicicleta roja de pista que guarda en su cuarto, y la otra negra, de ruta, que tiene en el patio. Ambas son regalos de Tracy Lea, una ciclista estadounidense, amiga y benefactora del cubano. "No tengo palabras para agradecer a Tracy, le debo tantas cosas", manifestó el joven. El cubano y la estadounidense se conocieron en el 2003, durante una visita de la mujer a la isla, cuando ambos corrían con aficionados en el velódromo. "Estaba ajustando los tornillos, la cadena, la goma de mi bicicleta, pasaba trabajo porque soy pésima en eso, cuando Damián me vio, vino a ayudarme. ¡Un hombre amputado de los dos antebrazos!, recuerdo que exclamé", contó Lea desde su residencia en Washington. La amistad se consolidó luego de varios viajes a Cuba de Lea, quien es madre de un ciclista discapacitado. La bicicleta le dio a Damián la libertad y la capacidad de no considerarse una víctima. Con el deporte, el niño discapacitado se convirtió en un hombre capaz. Cuando pedalea en su bicicleta, Damián se siente como un hombre normal", comentó Lea. Desde el verano pasado, el ciclista forma parte del equipo nacional de Cuba de discapacitados, y de lunes a viernes vive en un cuarto del velódromo de La Habana, donde entrena a diario. Los fines de semana arregla bicicletas en su casa. "Me busco dinerito, porque a veces el zapato aprieta", afirmó López. Fuente: El Universo.com


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