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La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) anunció que desde el 16 de mayo se suspenderán todas las competencias de fútbol en España, de forma indefinida.
La crisis se desató con la reciente decisión del gobierno de regular los derechos televisivos para evitar las negociaciones individuales de contratos, algo que favorecía a los clubes poderosos. El decreto obliga a establecer un sistema de acuerdos colectivos sobre los contratos, similar al que existe en Inglaterra. Asimismo, beneficia a los equipos de primera división con un 90 % de los derechos televisivos, no así a los de segunda división, que solo recibirán el 10 %.
La Federación Española, con el apoyo del sindicato de futbolistas y de la FIFA, se niega a aceptar el decreto, que se tomó sin su consentimiento y que afectará a todos los futbolistas que pertenezcan a los niveles inferiores del fútbol español, incluyendo a la segunda categoría. El apoyo de la FIFA es consecuencia de su posición de rechazo a cualquier interferencia de los gobiernos en el funcionamiento de las federaciones nacionales.
La respuesta de la Federación Española es paralizar todos los partidos de fútbol en todas las categorías a partir del 16 de mayo. De mantenerse la amenaza, más de medio millón de jugadores resultarían afectados, sin contar con que se detendrían las clasificaciones españolas para las competencias continentales, así como las mudanzas entre categorías, y la Liga Española se quedaría sin monarca.
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