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El anuncio de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba ha constituido, según analistas y medios, un auténtico efecto llamada a la emigración por mar de cientos de cubanos que, atemorizados por los cambios que se avecinan y la pérdida de privilegios migratorios, se han apresurado a emprender la travesía del sueño hacia el país del norte. El resultado ha sido un repunte de los intentos de entrada ilegal al país por vía marítima.
Las condiciones de las embarcaciones son como siempre precarias y los riesgos de quedar en el intento, altísimos. Según las actuales leyes migratorias, acogerse a la ley de pies secos es un incentivo para aventurarse en estos trayectos. Sin embargo, si son interceptados por guardacostas norteamericanos en plenas aguas -pies mojados- son devueltos a sus países de origen. Esto es lo que ha ocurrido con los 55 cubanos que viajaban en diferentes barcazas y que fueron devueltos a Bahía de Cabañas, en Artemisa.
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Fuentes oficiales señalan que desde octubre hasta la fecha unos 2.806 cubanos han intentado arribar a suelo norteamericano para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.
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