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Un par de golpes consecutivos, con solos tres minutos de diferencia (19 y 22), le sirvieron a Perú para decidir en su favor su cuarto de final de esta Copa América y ascender a la semifinal, como mismo lo hizo en la edición anterior, donde tuvo la mala suerte de cruzarse con Uruguay, que una semana después ganaría el torneo.
Los dos goles sucesivos fueron de Guerrero, quien por las dudas entró otro en el 74 para ponerse a la cabeza de los goleadores, con tres, empatado con Arturo Vidal. Guerrero se mete así en la pelea por el liderato de los anotadores, algo a lo que tiene acostumbrado, pues comandó ese departamento en la Copa de 2011, con 5. En el 82 Bolivia evitó la goleada, con un penal bien cobrado por Marcelo Martins, y así quedó el encuentro, 3-1. Ahora Perú será el rival de Chile en la semifinal, el 29 de junio, a las 7:30 pm, hora chilena.
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Un rato antes de su gol, Perú había perdido un penal que el árbitro no vio. Aunque la prensa debe estar ahora mismo despellejando al principal, y con él al arbitraje de esta Copa, que ha cometido varios errores, vale la pena hacer notar que lo malo no es que los árbitros se equivoquen, pues no son infalibles. Nadie lo es.
Mucho peor es que los jugadores se caigan a empujones cada vez que un árbitro cometa un error. Eso sí ha estado mal en esta Copa América, el mal carácter de los futbolistas, la violencia con que se han tratado. Eso no es parte del juego, como los errores arbitrales. Eso sí afecta al fútbol, porque es mucho más difícil de corregir que casi cualquier otra cosa.
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