Rafael Leyva y Enrique Calzadilla, ambos profesores de la Universidad de Camagüey, han conseguido crear una máquina que arranca el marabú de raíz sin dañar los suelos. Ello supondría una gran noticia para la economía cubana que sufre cuantiosas pérdidas gracias al gran mal de los campos cubanos. La maquinaria en cuestión permitiría aprovechar además toda la biomasa del marabú y reducirla a astillas para su posterior utilización en la generación eléctrica.
Aunque el "Leyca 1150" es aún una maqueta, Ricardo del Risco, director del centro de equipos industriales de la referida universidad, afirmó que cuando se superen algunos detalles la maquinaria podrá entrar en fase de producción industrial. El prototipo fue ideado por los dos ingenieros camagüeyanos tomando como punto de partida una cosechadora de caña de azúcar de tecnología soviética, fabricada desde hace décadas en Holguín.
El marabú, originario de África y Asia, fue introducido en Cuba en el siglo XIX y en el 2007 ya ocupaba los 1,3 millones de hectáreas, cerca del 20% de la tierra cultivable. La robustez de sus troncos, la rapidez con que se propaga y las tupidas redes que sus ramas espinosas forman lo han hecho ganarse buena parte del campo cubano y dificultar su erradicación.
Pese a que el arbusto, que puede llegar a los cinco metros de altura y poseer troncos de 18 centímetros de diámetro de madera muy dura, constituye una plaga para la agricultura cubana, de poder implementarse este sistema de sustracción segura, rápida y eficaz de los campos cubanos, podría suponer además un nuevo rubro económico, pues el carbón que de él se obtiene casi no genera cenizas ni humos, y está tasado en el mercado internacional en unos 300 dólares la tonelada.
En el año 2014 Cuba exportó 70.200 toneladas de carbón vegetal, procedente principalmente de marabú cortado manualmente, a países como Italia, Canadá, Portugal, España, Francia, Grecia, Alemania, Bélgica e Israel, cifra que podría verse notablemente incrementada cuando se cuente con un sistema de corte mecanizado.
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