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Ayer se supo que el matancero Yadiel Hernández abandonó el equipo cubano en Estados Unidos, uno más en la lista de jugadores que se han ido del país en lo que va de año, que ya son 83, una cifra que ninguna liga del mundo podría permitirse para poder mantener un béisbol de calidad.
La lentitud de la federación cubana para establecer la contratación de los peloteros de la isla en ligas extranjeras sigue siendo la principal razón de que los cubanos se vayan. De todas formas se van a ir, porque la Serie Nacional no les paga lo suficiente.
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Eso hasta la federación cubana lo sabe, pues ya ha empezado a permitir que los peloteros se contraten en ligas extranjeras. Pero el proceso es tan lento y selectivo, pone tantas trabas y requisitos, que solo se han podido beneficiar casos aislados y esporádicos.
Ya no es como antes, cuando el béisbol cubano se podía permitir la desaparición de peloteros, pues eso nunca ocurrió de forma masiva como ahora. Tampoco las partidas de peloteros habían afectado mucho al equipo nacional, pues siempre quedaban peloteros extraclase para representarnos.
Pero sucede que ahora se van los mejores, incluso unos días después de haberse anunciado la preselección. Yadiel no era solo el bateador más estable de ese equipo, sino lo más parecido a un tercer bate que había entre los peloteros con que cuenta la selección cubana.
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