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Lugares aledaños a la futura embajada de Estados Unidos en La Habana se han convertido en núcleo de actividades comerciales como resultado de la afluencia diaria de cubanos provenientes de toda la isla.
La constante actividad que se desarrolla en torno a la Sección de Intereses de EEUU, debido al engorroso proceso de trámites migratorios se materializa en las largas colas de cubanos que aguardan durante extensas jornadas bajo el sol, sin asientos y sin garantía de obtención de visas.
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Estas son las condicionantes básicas del florecimiento de negocios particulares –algunos legítimos y otros no tanto- que vienen a satisfacer algunas necesidades del ciudadano de a pie que pone todo en juego con la esperanza de visitar a su familia, hacer negocios o mejorar su economía.
Dentro de estos negocios se encuentran los puestos de comida rápida, las oficinas para llenar formularios, la venta de agua y alquiler de baños, locales para guardar pertenencias y renta de habitaciones, este último destinado a las personas de otras provincias. De igual modo, abundan los parqueadores y vendedores ambulantes de misceláneas de cualquier tipo.
Según un reportaje de la AFP, muchos de los trabajadores de la zona consideran que dichas labores son mejores que las que ofrecen las entidades estatales, ya que por ejemplo, rellenar el formulario de 12 páginas que pide la SINA puede costar hasta 20 dólares, y afirman que existen casi 20 instalaciones particulares destinadas a esta faena.
El anuncio sobre la próxima apertura de las embajadas el 20 de julio ha alimentado esperanzas, así como recelos en los dueños de los negocios cercanos, aseguró AFP, quienes entienden la posibilidad de que se sustituyan algunos de los negocios por vías legítimas.
Las cafeterías y restaurantes, por otra parte, se verán muy beneficiadas con el incremento de las visitas de los turistas norteamericanos a la isla, afirma este medio.
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