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El hecho ha ocurrido hace tan solo escasas horas, cuando La Guardia Costera norteamericana ha devuelto a Cuba a 38 cubanos que intentaban acceder a suelo norteamericano. A bordo de cuatro embarcaciones y navegando por el Estrecho de La Florida, los balseros fueron interceptados en días y lugares diferentes.
La noticia pareciera no ser nueva por la recurrencia con la que suelen darse sucesos de este tipo; el propio 26 de junio los medios se hacían eco de la repatriación de 55 balseros cubanos a su tierra de origen. Sin embargo, con independencia de las cifras ajustables a cada caso concreto, estos hechos apuntan a una situación incesante de flujo migratorio y a cierto repunte en los intentos de tocar tierra norteamericana desde el diciembre pasado, cuando los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el inicio de un proceso de normalización de relaciones entre ambos países, que trajo como consecuencia que el próximo 20 de julio se reabran las respectivas embajadas.
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El temor a la derogación de la ley de pies secos, que hace que todo cubano que pise suelo norteamericano pueda disfrutar de beneficios migratorios, ha apurado los deseos de muchos que se han lanzado al mar en precarias condiciones y rústicas e inseguras embarcaciones, en pos de iniciar un nuevo camino en el país vecino.
Según cálculos oficiales desde octubre del pasado 2014 hasta la fecha unos 2909 cubanos han intentando llegar por vía marítima a los Estados Unidos.
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