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El jonronero cubano Alfredo Despaigne abandonó ayer la liga japonesa para vestir el uniforme del equipo cubano que participará en los Panamericanos de Toronto.
Tras la pobre exhibición ofensiva de los cubanos en el tope contra los estudiantes estadounidenses, y luego en el Festival de las Américas, Despaigne llega como un mesías a reforzar la tropa de Roger Machado, que entre las bajas de Yulieski Gourriel, Yadiel Hernández y Luis Yander La O tiene una alineación con lagunas que por ahora no podrá llenar.
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Despaigne no podrá sustituir a sus compañeros ni enderezar la alineación, pero pudiera aportar jonrones, esos protagonistas del béisbol que se han mostrado ariscos a los bates cubanos desde que iniciaron los partidos de preparación. En los juegos en tierra norteamericana, solo Malleta logró conectar un cuadrangular, y aunque contra Nicaragua se dieron varios, el equipo centroamericano mostró un estado tan lamentable que no resulta confiable la fuerza que los caribeños exhibieron frente a ellos.
Ahora mismo, la única arma segura con que cuenta Cuba es su picheo abridor, concretamente Yosvani Torres y Yoani Yera, además de Ismel Jiménez, si logra asimilarse al ritmo del equipo Cuba, al que se incorporó recientemente. El otro abridor es una incógnita, pues a pesar de su calidad de otros tiempos, Feddy Asiel Álvarez no se ha mostrado estable en sus últimas presentaciones.
De cualquier forma, si Cuba logra abrirse paso en los Panamericanos, será gracias a su cuarteto abridor, con el apoyo de Liván Moinello y del supersónico Héctor Mendosa. El poder de Despaigne será su única contraparte a la ofensiva, al menos la única segura.
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