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México arrancó cómodo en su debut en el grupo C de la Copa de Oro de Fútbol, donde maltrató sin piedad 6 goles por 0 a un equipo cubano que apenas logró llegar al medio campo.
Además del abismo de calidad que separa a estos dos equipos, Cuba llegó al partido desmembrado, con solo 16 jugadores, por la ausencia del delantero Keilen García, quien abandonó la selección días atrás, así como de otros seis futbolistas y el técnico, quienes todavía andaban viajando camino a Estados Unidos.
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Aun así, el técnico cubano y su auxiliar habían declarado en estos días que Cuba podía hacerle frente a la selección mexicana, palabras que traslucieron una prepotencia crónica que lejos de ayudar, acentúa aún más el ridículo de una derrota que pudo ser asumida desde antes con un poco de humildad.
Durante 90, los cubanos jugaron sin ideas, apenas cruzaron el medio campo y no le dieron trabajo al arquero Guillermo Ochoa, quien observó el partido como un espectador más. En realidad, la diferencia en el marcador pudo haber sido mucho más escandalosa, pero México falló muchas veces a la hora de rematar y sus delanteros se vieron poco inspirados.
La derrota de Cuba con México es doblemente hiriente, pues no se debe tanto a la diferencia de calidad futbolística de ambos países, sino al estancamiento que sufre Cuba en este deporte, cuyos jugadores no pueden jugar en ligas extranjeras.
Los goles de México fueron obra de Carlos Vela, Andrés Guardado, Giovani dos Santos y Oribe Peralta, quien produjo un hat trick.
El grupo C tiene ahora a México a la cabeza, empatado con Trinidad y Tobago con tres puntos, equipo que le ganó a Guatemala 3 goles por 1. Cuba tendrá su segundo enfrentamiento el domingo 12, precisamente contra los trinitarios.
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