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Canadá derrotó al equipo cubano 3 carreras por 1 en la cuarta jornada del béisbol de los Juegos Panamericanos de Toronto.
La segunda derrota de los antillanos los relegó al cuarto puesto de la clasificatoria, por debajo de los invictos canadienses, así como de estadounidenses y boricuas, que solo han perdido un partido.
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En el juego de ayer ninguno de los dos equipos se lució en el bateo, y las cuatro carreras fueron empujadas por jonrones. La diferencia estuvo en que el cuadrangular canadiense arrastró las tres anotaciones que a la larga determinarían su victoria.
Fue un juego de pitcheo, que protagonizaron Yoani Yera y Shawn Hill. El local lanzó seis innings en los que solo permitió tres indiscutibles y regaló un boleto. Yera venía realizando una actuación brillante, pero en el principio del sexto se le embasaron dos hombres. El miedo se sintió en la tropa cubana, se movió el bullpen, el lanzador recibió una visita y el cuadro se crispó. A continuación, el tercer bate Tyler O’Neill le disparó jonrón a Yera.
Pienso en el miedo, porque lejos de mostrar confianza a sus lanzadores, la dirección cubana solo contribuye a aumentarles el susto con esas salidas intempestivas cada vez que hay peligro, algo que se ha hecho costumbre durante estos partidos. Y no se justifica la visita por el hecho de que el juego esté avanzado o de que el abridor de muestras de cansancio. Si no se confía en el pitcher para que lance la sexta entrada, por ejemplo, es preferible que no la abra.
El jonrón cubano fue obra de Alfredo Despaigne. Su batazo, a diferencia del canadiense, no encontró a nadie en circulación.
De todas formas fue un juego parejo, donde el bateo se ausentó en ambos bandos a causa del buen pitcheo contrario. Por esta vez la culpable de la derrota no fue la ofensiva cubana, que hizo lo que pudo ante lanzadores de un gran nivel.
Cuba recibirá hoy miércoles a República Dominicana, en un partido decisivo para los antillanos, pues de ganar, prácticamente asegurarían su pase a la semifinal, pues solo les quedaría el choque contra Nicaragua, un contrario débil. En cambio, una derrota los sacaría de la zona de clasificación, por lo que tendrían que esperar a que la suerte los ampare, y que boricuas o quisqueyanos tropiecen en sus siguientes compromisos.
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