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El vacío que dejó Alina Rodríguez en las artes escénicas cubanas

Con un sonoro aplauso, como el que merecen los grandes artistas, fue despedida este 28 de julio en La Habana, una de las actrices más versátiles de Cuba, Alina Rodríguez.

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Este artículo es de hace 8 años

Con un sonoro aplauso, como el que merecen los grandes artistas, fue despedida este 28 de julio en La Habana, una de las actrices más versátiles de Cuba, Alina Rodríguez.

Un gran grupo compuesto por renombradas personalidades del cine, el teatro y la televisión cubana, así como familiares y amigos de la actriz, desfilaron hoy para dar el último adiós a la querida “Carmela” durante sus honras fúnebres.

A poco más de un año de haber sido galardonada con el premio Mejor Actriz en el Havana Film Festival de New York, por su más reciente personaje -Carmela en el filme Conducta- Alina falleció en la noche de ayer con tan sólo 63 años de edad, víctima de cáncer.

Muy querida por su nobleza como ser humano y por su profesionalidad en la escena, Alina se adueñó de las tablas, la pequeña pantalla y el cine de la isla. Su fuerte temperamento y dulzura maternal la convirtieron en el rostro común de la mujer cubana contemporánea.

Nacida en La Habana en 1951, se percata de su inclinación artística y comienza a cursar estudios en la facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte hasta graduarse en 1982.

Su trayectoria en el séptimo arte comienza en 1986 con la participación en el filme “Otra Mujer” del director Daniel Díaz. Cuatro años más tarde, en 1990, aparece en “Alicia en el Pueblo de las Maravillas”, también de Díaz. En ese mismo año se alzó como protagonista del largometraje “María Antonia” de Sergio Giral, fue en esta cinta donde Alina dio a conocer sus dotes como actriz de primera línea.

Simultáneamente a su carrera cinematográfica, Alina realizó proyectos para el teatro. Se unió al célebre dramaturgo y actor Adolfo Llauradó para llevar al público una exquisita versión de “El Parque”, obra del escritor ruso Alexander Guelman.

De igual modo, es especialmente recordada su actuación en la pieza “Contigo Pan y Cebolla” del dramaturgo Héctor Quintero, que fue llevaba recientemente a la gran pantalla por el realizador Juan Carlos Cremata, con Alina como protagonista.

La televisión fue otro espacio donde se desenvolvió exitosamente. En su piel, cobraron vida un sinnúmero de memorables personajes, a los cuales les impregnaba una energía única que los hacía populares rápidamente. Tal es el caso de la criada Justa, en la novela “Tierra Brava”.

Desde finales del siglo pasado a principios del presente, Alina ha trabajado en coproducciones extranjeras y en reconocidos largometrajes cubanos como “Lista de Espera” de Juan Carlos Tabío, “El Premio Flaco” de Juan Carlos Cremata, y el más sonante: “Conducta” del director Ernesto Daranas.

El filme Conducta despunta con numerosos galardones tales como la nominación a los Premios Goya en la categoría de mejor película hispanoamericana; obtuvo nueve premios en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana; cinco reconocimientos en el XVII Festival de Málaga, entre ellos el de Mejor Actriz para Alina Rodríguez; el Havana Star Prize a la Mejor Película en el Havana Film Festival de New York, entre otros tantos.

La partida de Alina nos deja desconsolados, pues ocupaba un lugar irremplazable en las artes escénicas del patio. No obstante, esta consagrada actriz ha dejado al pueblo cubano un legado artístico tan extenso como imborrable.


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