Hablar de la moda en Cuba es una tarea complicada, sobre todo porque resultan difusos los límites entre el vestir por necesidad y vestir por estar en el top de las tendencias. No obstante, en las zonas urbanas más céntricas del país podemos apreciar cómo los cubanos (especialmente los jóvenes) perfilan su identidad individual según un que otro estilo.
Subsistir bajo un sol abrasador ha hecho del clóset cubano un espacio para prendas cortas y de poca tela. El récord de altas temperaturas que rompió Cuba este año no es cosa de juego; la isla está siendo reconquistada por los shorts bien cortos para las mujeres y los desmangados abiertos hasta la mitad del torso para los hombres.
Asimismo, salir a la calle sin espejuelos oscuros es un veredicto de insolación y sofoco, por tanto, el cubano atento a las corrientes de la moda se toma muy en serio el acto de escoger el estilo de sus gafas. La nueva tendencia es de portar grandes lentes de sol, con armaduras doradas y diseños americanos clásicos de los sesenta y setenta, o sea, las típicas gafas redondas hippies con un 40% más de ostentación.
Tal vez sea por la exuberante y colorida naturaleza que distingue a los países caribeños y que se refleja en nuestra forma de expresarnos, lo cierto es que en este año predomina la multiplicidad de colores y los estampados de flores tropicales en camisas, camisetas, blusas y otras prendas que suelen alternarse con jeans y leggins o licras. También del maquillaje de las féminas se adueñan los tonos estridentes como el rosa fucsia o el naranja pálido.
Cuba, como el resto de los países, no está exenta de rendirse ante influencias globalizantes de la moda. Los medios de comunicación masiva tienen un poder extraordinario en este escenario como fijadores de cánones de belleza y de buen vestir. Y, aunque no lo crean, en Cuba se consume mucha televisión proveniente de los EEUU y Europa.
El fenómeno del “paquete” ha logrado que la Mayor de las Antillas pueda seguir de cerca lo más trending en el mundo, pero sin dejar de asumirlo a su manera y con las condiciones particulares que conlleva vivir en la isla. De igual forma, con la reciente apertura del gobierno cubano hacia las iniciativas privadas, han surgido revistas vanguardistas de moda y farándula (como Vistar Magazine) que también le brindan un norte a los seguidores de las tendencias.
El año 2015 recicló la moda americana de los setenta, y los cubanos no se quedaron atrás. Vuelven a La Habana principalmente, los entalles a la cintura, los zapatos de tacón grueso, las blusas sobre el ombligo, shorts de mezclilla rotos, bolsos largos, llevar el cabello largo suelto con adornos de flores las mujeres y los hombres con prominentes barbas.
El look (también americano) de los lumbersexuales o adoradores de las barbas, se mantuvo en el boom por muchos meses, sobre todo los invernales, pero el intenso calor y la humedad propia del Caribe han sometido a muchos de estos muchachos y los ha hecho renunciar a su preciado vello facial.
En otras palabras, este año que se adentra en su más calurosa etapa, ha sido marcado, en términos de moda, por una mezcla equilibrada entre la ostentación más evidente y una funcionalidad minimalista que nos protege de los extenuantes caprichos del clima en Cuba.
Hay que recordar que la moda es una expresión más de la libertad individual, pero también un arma de doble filo. La opulencia desmedida en el vestir es un reflejo de nuestras precariedades internas.
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