Según ha informado el portal Cubadebate, ya se conocen los nombres de los integrantes de la delegación norteamericana, que asistirá al evento oficial de reapertura de la embajada de Estados Unidos.
El colectivo, integrado por 19 personas incluye a personalidades de la política y el gobierno norteamericano.
Los nombres son:
John Kerry, Secretario de Estado
Bruce Andrews, Secretario Adjunto del Departamento de Comercio
Karen Bass, Representante del Congreso
Sarah Bloom Raskin, Secretaria Adjunta del Departamento del Tesoro
Barbara Boxer, senadora
Steve Cohen, representante del Congreso
Marcos Feierstein, Director Jefe del Consejo de Seguridad Nacional
Jonathan Finer, Jefe de Gabinete del Secretario de Estado
Jeff Flake, senador
Roberta Jacobson, Subsecretaria de Asuntos del Hemisferio Occidental
John Kirby, portavoz del Departamento de Estado
Amy Klobuchar, senador
Patrick Leahy, senador
Barbara Lee, representante del Congreso
Tom Malinowski, Secretario Adjunto para la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo
Jim McGovern, representante del Congreso
David McKean, Director de la Oficina de Planificación de Políticas
Peter Selfridge, Jefe de la Oficina de Protocolo
David Thorne, Asesor Principal del Secretario de Estado
Kurt Tidd, Asistente del Jefe del Estado Mayor Conjunto.
Cabe señalar que la asistencia de Kerry al acto es doblemente importante, pues el último secretario de Estado que estuvo en Cuba fue Edward Reilley Stettinius y lo hizo hace 70 años, en marzo de 1945.
En unas escasas horas, cuando se ice la bandera norteamericana en su embajada en La Habana, tendrá lugar un suceso histórico impensable hace unos años. Las repercusiones para la nación cubana y el bienestar de sus ciudadanos aún están por ver. Queda mucho camino por andar y hay muchas heridas, daños e intereses en juego.
Si, como vaticinan algunos republicanos y opositores al gobierno cubano, estos cambios en las relaciones entre los países vecinos solo contribuyen a legitimar y dar una bocanada de aire fresco a un régimen que oprime y asfixia, pero no otorgan protagonismo y beneficios para los ciudadanos cubanos, pasarán entonces estos hechos a la historia como otros más que motivaron la esperanza y el optimismo en la Isla, y que no sobrepasaron la superficie de las fotos y las intenciones.
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