La expulsión de Cuba de un empresario español por interponerse en el terreno amoroso del nieto de Raúl Castro, ya es trending topic en las redes sociales.
Conocido como Esteban, un hombre de negocios de la nación ibérica, se afincó en la isla y en seguida logró asociarse a unas de las mejores iniciativas privadas con que cuenta La Habana: los exclusivos bares Shangri-Lá y Up&Down.
Medios digitales corroboran la trayectoria profesional de más de dos décadas con la que contaba Esteban. El español poseía una firma comercial inscrita y legalizada en el registro mercantil de la Cámara de Comercio y una familia cubana radicada en el barrio residencial Miramar.
Desde la apertura del gobierno cubano a los comercios y establecimientos particulares, numerosos empresarios extranjeros han arribado a la Mayor de las Antillas para probar fortuna.
En lo particular, Esteban formó sociedades independientes con tres ciudadanos cubanos, resultando en el florecimiento de tres sofisticados y glamurosos espacios de vida nocturna: El bar-restaurante Up&Down (Vedado), el bar de tapas, sala de fiestas y club Shangri-Lá (Playa), y otro Shangri-Lá en la oriental provincial de Las Tunas.
Pero a juzgar por los hechos, andar con paso firme en senderos provechosos de la economía cubana, no te hace inmune si te interpones en la conquista romántica de un Castro.
Precisamente en el Shangri-Lá de La Habana, el empresario español conoció a Raúl Guillermo Rodríguez Castro, nieto del actual mandatario de Cuba, quien se hizo asiduo a las noches en ese recinto.
La incipiente amistad entre estos dos señores terminó por una disputa de origen romántico que sostuvieron al tratar de alcanzar el interés de una bella fémina, también asidua al mencionado club.
De acuerdo con los diarios Cuba en Vivo y Martí Noticias, el joven Castro perdió y se valió de sus influencias para incluir a las autoridades policiales en tal suceso.
Como resultado, a Esteban le aplicaron la sanción de "expulsión del país con negación indefinida de entrada al territorio nacional".
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