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La ceremonia oficial de izado de la bandera estadounidense en su nueva sede diplomática de La Habana abre un capítulo totalmente nuevo en la historia de ambas naciones.
Entre los respectivos gobernantes de EEUU y Cuba existe la disposición de cambiar las relaciones bilaterales de forma positiva, no obstante admitieron que en algunas áreas de aspectos políticos e ideológicos nunca estarán de acuerdo.
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Avances en asuntos relativamente simples, incluyendo un acuerdo sobre aviación, se prevé que se logren rápidamente, pero otros podría no solucionarse nunca.
Cuba exige el territorio que ocupa EEUU en donde se encuentra la base naval de Guantánamo. Este recinto militar cuenta con una cárcel que ha devenido escenario de escándalos sobre tortura a presos políticos.
Igualmente, el gobierno de la nación caribeña demanda el levantamiento del embargo económico y el cese de las actividades o programas subversivos financiados por EEUU.
La administración de Obama, por su parte, reafirmó que Guantánamo no está sujeta a discusiones por ahora. En cuanto a la decisión de retirar el embargo, el mandatario precisa del apoyo mayoritario del Congreso, donde momentáneamente afronta una fuerte oposición respecto al tema Cuba.
Asimismo, Washington manifestó a través de sus portavoces que tratará de influenciar a la isla en asuntos de derechos humanos, democracia y otras libertades individuales. El Secretario de Estado, John Kerry no abandonó la Mayor de las Antillas este 14 de agosto, sin antes anunciar la necesidad de un cambio democrático para el país.
En la conferencia de prensa conjunta que llevó a cabo Kerry con su homólogo cubano, expresó que "seguirán habiendo temas en los que no estaremos de acuerdo o que pueda que no estén maduros aún para una transición, discusión o transformación". Añadió, "Estamos abarcando mucho ahora. Es una gran agenda".
Hasta el momento, una de las repercusiones más sonantes del nuevo acercamiento ha sido el anuncio, por parte de representantes del ala republicana que apuestan por la presidencia 2016, sobre la marcha atrás en las relaciones con Cuba si resultan electos.
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