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Fiel a sus orígenes como pintor inclinado a la abstracción, Pedro de Oráa uno de los decanos de esta modalidad en Cuba, según se expresa en su más reciente muestra Contrarios complementarios II, que lo presenta en tanto cultivador de un abstraccionismo depurado, devenido casi militancia estética, sin descontar numerosos asideros interpretativos con la realidad.
A partir de las posibilidades formales que ofrecen los recursos de la digitalización, el autor explora las disímiles variaciones de la imagen abstracta para abordar los estados de ánimo de la contemporaneidad. La muestra está conformada por soportes bidimensionales (lienzos y planchas sintéticas), de mediano y gran formato, y por piezas tridimensionales.
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Lejos de la figuración, el relato, el tema evidente y la alusión directa a la realidad, Oráa alude, mediante figuras geométricas, casi todas dentro de una gama predominantemente bicromática, blanco y negro, esquematismos y militarismos, inflexibilidades rectilíneas que de pronto se ajustan a las oquedades del blanco o las penetraciones del negro.
El intelecto del observador, si deja llevar por estas propuestas de Contrarios complementarios, puede descubrir un mundo de alusiones a figuras humanas y acciones que se describen en abstracciones geométricas cuyo poder simbólico las enriquece en cuanto a expresividad.
Balance y equilibrio entre antinomias y dicotomías parecen ser los sellos característicos de esta muestra, que a pesar de insistir en las relaciones “conflictivas” entre el blanco y el negro, ofrecen súbitamente un círculo rojo, o de otro color, como rompiendo una monotonía imposible de encontrar en la vida real.
Otra de los rasgos esenciales de Contrarios Complementarios II es su exquisita comunión con el mundo del diseño, en una suerte de síntesis y diálogo con el esencialismo y los altos contrastes empleados por algunos diseñadores japoneses, mientras que también alude, en sordina, el universo existencialista de las distopías filosóficas sobre un futuro geométrico, gélido, bipolar.
En 2012 se expuso la primera parte de la serie de Contrarios Complementarios, que encontró sede en la Galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana y allí fue admirada por el público conocedor y sensible, ese que no requiere de la figuración para participar de los conceptos propuestos en una obra plástica.
Procedente del reconocido grupo llamado Diez Pintores Concretos, constituido en La Habana, Cuba desde 1958 hasta 1961, Pedro de Oráa ocupa un lugar destacado en la historia de la plástica cubana, un lugar escasamente reconocido de un tiempo a esta parte, junto con Salvador Corratgé Ferrera, Sandú Darié y Luis Martínez Pedro, entre otros.
El grupo de los Diez Pintores Concretos realizó exposiciones colectivas en 1959, y en 1961 emprendieron A/Pintura Concreta, versiones sobre la letra A con motivo de la Campaña de Alfabetización, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Similar compromiso con aquella realidad ostenta presenta Contrarios Complementarios II, expuesta en Villa Manuela a lo largo de julio y agosto de 2015.
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