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La Ruta de la Rumba, iniciativa cubana para contribuir a la elección de este género como Patrimonio de la Humanidad, arribó ayer a Santiago de Cuba para concluir su itinerario, iniciado en la zona occidental de la isla.
El proyecto danzario Timbalaye, dirigido por los profesores Ulises Mora e Irma Castillo, fue el gestor principal del presente Festival de la Rumba que llegó hasta la santiaguera Casa del Caribe, en la cual se presentaron clases sobre folklor a cargo de especialistas pertenecientes a la institución.
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Igualmente, el evento propició un debate que abordó las peculiaridades de la rumba santiaguera, subgénero más cadencioso y amoldable que otros.
La llegada de la rumba a principios del siglo XX a la región se aclimata a las condiciones que en¬cuentra que la hacen diferente, tales son la sobreabundancia de las tradiciones franco haitiano cubanas.
En otro momento del recorrido se realizó el tambor de Rumba Aché y Kokoyé, este último considerado el proyecto de rumba más relevante de la ciudad, un grupo experimental fundado en la Casa del Caribe.
La Ruta concluye de esa forma el recorrido que durante diez días diseñó Timbalaye al llegar hasta diversos puntos de la Isla, para reactivar la presencia de un sinnúmero de focos rumberos, al hacerlos actuar para la ocasión, afirmó la prensa local.
El cierre definitivo del festival será en La Habana y contará con la actuación de agrupaciones folclóricas nacionales. El recuento de la trayectoria cultural rumbera quedará registrado para la UNESCO como un punto a favor de la Rumba para convertirse en Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.
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