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La catedral de La Habana, indudable exponente del barroco arquitectónico en Cuba y uno de los sitios más emblemáticos y concurridos del centro histórico capitalino, está sometiéndose en estos días a labores de restauración y remozamiento para recibir al Papa Francisco.
Apresurando las horas, pues el próximo día 20 la catedral habanera será visitada por el Sumo Pontífice, se llevan a cabo los trabajos, dirigidos por la Oficina del Historiador de la Ciudad
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Según ha publicado el portal de noticias Prensa Latina, las obras incluyen limpieza de las paredes de la fachada, hecha en piedra caliza, pintura y restauración de paredes interiores y limpieza y pulido de los suelos y demás objetos valiosos ubicados en el recinto.
Si bien toda noticia que documente labores y tareas de cuidado, preservación, reparación y restauración de edificios y lugares de gran valía histórica y arquitectónica es una buena noticia, las circunstancias en que estas obras se producen en Cuba ponen de manifiesto el interés prioritario que las autoridades cubanas confieren a promover una marca de Cuba que maquille y tape las precarias y dañadas realidades que sufren muchos cubanos.
Ya lo vimos con la visita del secretario de Estado John Kerry, con motivo de la reapertura de la embajada norteamericana en Cuba. En esa ocasión, muchos vecinos de la capital vieron cómo los baches de algunas calles desaparecían, las desconchadas fachadas se llenaban de color y el entorno a la sede consultar se revestía de un aire de limpieza, conservación y colorido.
(Imagen tomada de Internet)
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