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Durante su visita a La Habana ayer, el Papa Francisco se conmovió con las palabras de un joven cubano e improvisó nuevo discurso en respuesta.
“Le queremos pedir algo especial: que renueve en nosotros la esperanza de que se puede crecer, soñar que se puede ser feliz en esta compleja realidad que nos tocó vivir”, alegó Leonardo Fernández, uno de los 5 mil jóvenes del Centro Cultural Félix Varela de la capital con los que se reunió el Papa.
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El vocero del Vaticano, P. Federico Lombardi, acotó a la prensa que el joven estudia el último año de la carrera de Historia en la universidad y es hijo de padres comunistas y católicos.
El muchacho resaltó luego la variedad de personas presentes, incluso no creyentes: “lo que nos une es la esperanza de un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea un hogar que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén”.
“Ayúdenos Santo Padre a ser jóvenes que sepamos acoger al que piensa diferente, que no nos encerremos en los conventillos de las religiones o las ideologías. Que podamos crecernos ante el individualismo y la indiferencia, grandes males de la rutina cubana, que al salir de aquí seamos capaces de interpretar los signos de nuestros tiempos y nos tomemos de la mano para construir una Cuba como la quiso nuestro héroe nacional José Martí: con todos y para el bien de todos”, pidió Fernández.
El joven también instó al Papa para que tal encuentro permitiera “que nuestra patria sea una tierra de reconciliación y un espacio para la cultura del encuentro y que conforme nos enseñó nuestro Padre Félix Varela asumamos el reto de ser la dulce esperanza de la patria”.
Por su parte, el Sumo Pontífice de la Santa Sede, conmovido, respondió: “En la objetividad de la vida tiene que entrar la capacidad de soñar y un joven que no es capaz de soñar está clausurado en sí mismo. Está encerrado en sí mismo. Cada uno a veces sueña cosas que nunca van a suceder. Pero suéñalas, deséalas, busca horizontes, ábrete, ábrete a cosas grandes. No sé si en Cuba se usa la palabra, pero los argentinos decimos: no te arrugues, ¿eh? ábrete y sueña, sueña que el mundo contigo puede ser distinto. Sueña que si tú pones lo mejor de ti, vas a ayudar a que ese mundo sea distinto.”
“No se olviden. Sueñen. Por ahí se les va la mano y sueñan demasiado y la vida les corta el camino, no importa, sueñen y cuenten sus sueños. Cuenten, hablen de las cosas grandes que desean, porque cuanto más grande es la capacidad de soñar y la vida te deja a mitad de camino, más camino has recorrido. Así que primero soñar” concluyó el máximo líder de la iglesia católica.
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