Paz definitiva para Colombia

La periodista colombiana Luisa López compartió ayer en su perfil en Facebook: “Expectativa en este país por algo que si, hay voluntad y lo asumimos como un compromiso colectivo e inaplazable, nos va a cambiar la vida como país. Esta tarde hablan desde La Habana, Santos y Timochenco…”.

López se refería entonces al diálogo entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y el máximo líder de la guerrilla de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, que tendría lugar unas horas después en la capital de Cuba y que a todas luces sería algo muy positivo, no solo para el país sudamericano sino para toda Latinoamérica.

Santos anunció que el 23 de marzo del 2016, o sea exactamente en 6 meses, será la fecha límite para el cese definitivo del conflicto armado en dicha nación, tras la firma del Acuerdo sobre Jurisdicción Especial para la Paz. Dicho pacto indica además que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) iniciaran su proceso de desactivación 60 días después de la firma del acuerdo final.

“A lo mucho que hemos avanzado hasta ahora, los tres acuerdos ya alcanzados sobre Desarrollo rural integral, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas, unidos al desescalamiento del conflicto armado, que nos ha permitido vivir los dos meses menos violentos en los últimos 40 años, se suman estos anuncios trascendentales”, explicó Santos a la prensa.

Uno de los principales logros, según el propio Santos, es el sistema de justicia pactado: “Es común que a la terminación de los conflictos —y así lo establece el Derecho Internacional Humanitario y lo permite nuestra Constitución— se otorguen amnistías o indultos por los delitos políticos y conexos. Eso lo vamos a hacer en los términos que establezca una Ley de Amnistía que precise los criterios de conexidad. Pero hay delitos que ni nuestra Constitución, ni el Derecho Internacional, ni sobre todo nuestra propia conciencia nos permiten amnistiar o indultar, delitos como los crímenes de lesa humanidad, los graves crímenes de guerra, el secuestro, las ejecuciones extrajudiciales, el genocidio, el desplazamiento forzado, la desaparición forzada, la tortura, la violencia sexual o el reclutamiento forzado de menores, serán investigados, juzgados y sancionados por la nueva jurisdicción”.

Junto a la exhortación a construir una nueva Colombia, Santos dijo que habrá más empleo, el país se convertirá en una potencia turística y cuidaran mejor de la biodiversidad.

“Hoy avanzamos mucho, aseguramos la justicia, la no impunidad y pusimos plazos ciertos para acabar la guerra; pero como lo he reiterado en diversas oportunidades, la última palabra la tienen los colombianos, serán ustedes, a través de la refrendación popular, quienes decidan si aceptan los contenidos de este acuerdo. Nos falta culminar los últimos puntos en los que la discusión está avanzando, pero la conclusión es una sola: la paz es posible y está más cerca que nunca”, concluyó Santos.

Por su parte, Timoleón Jiménez, en un mensaje mucho más breve, convocó a los colombianos a la construcción de consensos, a la unidad para lograr el cese del fuego bilateral y a la transformación de las FARC-EP en movimiento político legal.

“Permítanme expresar nuestra gran satisfacción por el cierre exitoso del Acuerdo sobre Jurisdicción Especial para la Paz, trabajado entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP que, sin duda, generará ambiente propicio para avanzar en convenios sobre las restantes temáticas de la agenda”, afirmó Jiménez.

Y prosiguió: “La Jurisdicción Especial de Paz que establece un modelo absolutamente respetuoso con las obligaciones internacionales de Colombia y de las normas humanitarias, seguramente será observado y tenido muy en cuenta en otros procesos de paz”.

Desde noviembre de 2012, tiene lugar en Cuba el proceso de diálogo entre el gobierno y las guerrilla colombianos, acerca de la paz en ese país.

Foto: IE