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Desde hace 55 años la noche previa al 28 de septiembre, en conmemoración por la creación de los CDR, se repite en los barrios cubanos el mismo ritual: vecinos -amigos y no tanto- se reúnen en las áreas comunes de su barriada para pasar la noche juntos, acompañados de la música bailable del momento, la emblemática caldoza -que conserva el nombre pero se adapta a los tiempos-, alcohol y refrescos.
Para la mayoría de los 'cederistas' al festejo poco le queda de conmemoración de efeméride, muchos acudirán motivados por la posibilidad de rellenar unas horas de la noche con conversaciones, risas, bailes y lo que de comida haya, algunos acudirán sin deseos por el temor a desmarcarse de la festividad revolucionaria; otros, en cambio, preferirán quedarse en sus hogares, intentado ganarle al ruido externo y disfrutar de la tranquilidad y privacidad domésticas pero, para todos, desde hace 55 años el calendario cubano reserva una noche donde siempre desde hace más de cinco décadas ocurre lo mismo.
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