Entre las más destacadas jóvenes cineastas cubanas se encuentra Diana Montero, quien dirigió el documental de 28 minutos Milagrosa y ahora concursa en Trinidad y Tobago. Diana es licenciada en Historia del Arte en la Universidad de La Habana y graduada de la EICTV en la especialidad de Documental. Ha llamado la atención con los documentales Él eres tú y Abecé, tambièn concentrados en experiencias femeninas extremas.
Milagrosa (en la foto) se acerca al personaje de Dalkys, quien hace más de 20 años preside un culto donde es poseída por San Lázaro. Así atiende a enfermos que acuden a ella desde todas partes de Cuba. A pesar de su capacidad para sanar, en el interior de su hogar no logra aliviar a su marido Evelio, quien padece diabetes avanzada. El agravamiento de la enfermedad y la falta de fe de su marido hacen dudar a Dalkys de su propio don.
Respecto a su personaje, ha dicho la realizadora: “Dalkys es una mujer heroica, porque es la curandera de la comunidad, y su método funciona a nivel emocional, porque le insufla mucha energía a la gente; pero está sola y no tiene con quien compartir esa energía. Ella no puede curar a Evelio, porque él no cree en ella y esto último es muy importante en este tipo de práctica, es decir, tú sanas si vas con fe y si confías tanto en el santo como en la persona que en nombre del santo te atiende”.
Además de Milagrosa había otros filmes cubanos en concurso. El cortometraje La profesora de inglés llega a la competencia del festival en Trinidad y Tobago luego de ganar el máximo premio de ficción de la XIV Muestra Joven del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficas. Calificada por la prensa de sobrecogedora y extraordinaria, la obra fue escrita y dirigida por Alan González, y obtuvo además los premios a mejor guión, dirección, fotografía y banda sonora.
A pesar de que Kiki Álvarez debutó en los años noventa, y por tanto se aleja generacionalmente de los más nuevos cineastas, en cuanto al espíritu y la estética está muy próximo a lo más renovador y juvenil del cine cubano, y así lo demuestra Venecia, que ha sido laureada en numerosos eventos internacionales a lo largo de 2014 y 2015, y que ahora compite en este Festivial cinematográfico internacional, de alcance caribeño, de Trinidad y Tobago.
La obra del siglo es definida por el sitio web del Festival caribeño como un filme laureado en el Festival de Rotterdam que analiza ciertas enfermedades y aberraciones de la Cuba contemporánea, a través de un estudio dramático que alterna la ficción, en blanco y negro, con fragmentos documentales en colores.
La despedida, con guion y dirección de Alejandro Alonso, es un corto documental de 25 minutos protagonizado por un viejo trabajador que vive en las ruinas de lo que fueran las prósperas Minas de Matahambre, ahora inactivas. A sus 84 años, cansado de recordar y angustiado por las tensiones familiares, se enfrenta a la certeza de que su tiempo se está acabando. Fue producido por la EICTV
Alicia es una joven que sueña con ser actriz, pero trabaja como payasa en un mediocre circo ambulante. De gira por un recóndito poblado montañoso al que aún no ha llegado la electricidad, conoce a Abelito, un niño con una grave enfermedad de la piel que le impide salir a la luz del día. Tal es la sinopsis de Crepúsculo, cortometraje de Juan Pablo Daranas también laureado en eventos nacionales.
En el Festival se exhibieron también, fuera de concurso y como parte de una retrospectiva de lo mejor del cine caribeño, los filmes cubanos Fresa y chocolate y Memorias del subdesarrollo, ambos dirigidos por Tomás Gutiérrez Alea, y el primero codirigido con Juan Carlos Tabío.
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