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Hace unas horas un video, compartido por un internauta en su perfil de Facebook, mostraba unas escenas en las cuales un policía disparaba en una pierna a un sujeto que, minutos antes, había sustraído una botella de ron de un centro de venta local y se había dado a la fuga.
En las secuencias se escuchan varios disparos y luego se observa al policía apuntando a un hombre, que a escasos metros permanecía de pie frente a él. Gracias a la insistencia de los curiosos y a la propia decisión del miembro de la autoridad, éste baja el arma pero el hombre ya había sido herido en una pierna.
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Ante el desplome al suelo del caco, el propio policía -herido por aquel con un objeto punzante- decide cogerlo en brazos e introducirlo en un auto para trasladarlo a un sitio donde pudieran prestarle la ayuda médica requerida.
Las imágenes, desagradables por su propia naturaleza, han motivado los comentarios y las más disímiles posturas en las redes.
Muchos ven en la actitud del policía un abuso de poder propio del cuerpo en Cuba pero que rara vez se documenta, otros aluden al correcto proceder y acto de defensa propia ante un ciudadano que había cometido un delito y lo había atacado previamente, pero tampoco faltan quienes perciben en el representante del orden inseguridad, vacilación y temor y quienes alaban su obrar al no haber disparado mortalmente al sujeto y haberlo socorrido posteriormente, pese a encontrarse él igualmente herido.
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