El tren cubano, un transporte tanto para turistas como para locales

El ferrocarril cubano, que en sus inicios era de lujo y ejemplo a seguir para otros países de América Latina, es en la actualidad la forma de transporte más lenta de la isla y una forma demandada por los turistas para ver la ciudad de forma lenta. Va desde La Habana hasta Santiago, y ofrece una vista en cámara lenta y alta definición del país caribeño, que pocos extranjeros conocen, ya que los turoperadores no suelen ofertar dicho recorrido.

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Este artículo es de hace 9 años

El ferrocarril cubano, que en sus inicios era de lujo y ejemplo a seguir para otros países de América Latina, es en la actualidad la forma de transporte más pausada de la isla y una forma demandada por los turistas para ver la ciudad de una manera más tranquila. Va desde La Habana hasta Santiago, y ofrece una vista en cámara lenta y alta definición del país caribeño, que pocos extranjeros conocen, ya que los turoperadores no suelen ofertar dicho recorrido.

Cuba se convirtió en el primer país de América Latina en tener un sistema ferroviario cuando se construyó la primera línea que conectaba La Habana con la ciudad de Güines en 1842 adjudicada a la Compañía Camino de Hierro de La Habana. En diciembre de 1843 esta empresa puso en funcionamiento un ramal entre San Felipe y Batabanó, conectando así a La Habana con este puerto de la costa sur. Cárdenas fue la segunda ciudad que contó con ferrocarril después de La Habana, con la apertura de su primera línea en 1840 hasta Jovellanos. En la parte central de Cuba, el ferrocarril se desarrolló a partir de las villas de Cienfuegos, San Juan de los Remedios y Sagua la Grande. Estas líneas se ampliarían con capital estadounidense tras 1898 cuando Cuba se independizó de España. Posteriormente, en la lucha de los rebeldes contra el dictador Fulgencio Batista muchas de estas líneas serían destruidas, pero durante la etapa revolucionaria el proyecto más ambicioso de Fidel Castro fue la reconstrucción de las líneas destruidas y la creación de otras nuevas, para lo que contó con capital soviético. En la actualidad, la mayor parte de la línea es de vía sencilla, con un tramo de doble vía de 75 km entre Alto Cedro y Santiago de Cuba y tramos dobles más pequeños en los accesos a las ciudades principales. Desde el año 2000, se han estado adquiriendo locomotoras y vagones provenientes de Francia (SNCF), Alemania, Canadá (5 locomotoras del tipo RSC18), España y México. Pese a ello, los ferrocarriles se encuentran en mal estado, las vías están oxidadas y dañadas y el trazado no es todo lo rentable que cabría esperar, por lo que Cuba posee una de las líneas de ferrocarril más atrasadas y lentas de América Latina.


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En la actualidad, aunque la isla está modernizando lentamente su sistema ferroviario, el maltrato y el robo de la propiedad ferroviaria por la gente para la que fue construida provoca que el tren siga siendo la forma más lenta de transportarse en Cuba.

El recorrido de La Habana a Santiago, 765 kilómetros hacia el este, se toma un promedio de 15 horas, si es que el tren no se descompone. Los cubanos pagan poco más de un dólar para transportar bienes o realizar ellos este recorrido, mientras que a los extranjeros se les cobran 30 dólares por el mismo trayecto.

Los trenes que unen a la capital de Cuba con el poblado de Hershey, provincia de Matanzas, suelen transportar muchos turistas, los cuales pagan 50 centavos de dólar por viaje, ya que Hershey es una atracción turística al ser donde solía operar la compañía de chocolate.

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