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Ensayo de ribetes técnicos, sociales, históricos y culturales, el libro Perfumistas y perfumes, de Leonel Amador es el primer libro que se escribe en Cuba con esta temática, y además resulta un tratado exhaustivo sobre el tema que se enuncia en el título, aunque tal vez el mayor interés del volumen se concentre en los tres capítulos dedicados a Cuba.
Perfumistas y perfumes es un texto que reivindica una profesión ancestral, pues el autor relata el modo en que se preparan las fragancias, el proceso químico que se requiere y las porciones necesarias para lograr el resultado óptimo. Y además, se informa a los lectores sobre la trascendencia de nombres como Paco Rabanne, Christian Dior, Jean Patou y otros, al tiempo que hace hincapié en momentos trascendentales como la aparición de los primeros frascos de L ‘Effleurt (que ilustran la portada del libro) en frascos diseñados en exclusiva por René Lalique.
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Leonel Amador ha trabajado en el tema de la perfumería cubana durante 55 años, y desde hace veinte comenzó a trabajar en este libro, una suerte de enciclopedia sobre la perfumería que nunca se aparta de principios científicos pero al mismo tiempo emplea un lenguaje comprensible por los lectores de cualquier nivel. Amador no es solo especialista del ramo, con estudios realizados en Francia, sino que es también profesor de varias generaciones y fundador de la Industria Cubana de Perfumería.
Perfumistas y perfumes se escribió con el convencimiento de que tales asuntos están íntimamente vinculados a la vida de los seres humanos y forman parte de la cultura y de las raíces que alimentan la civilización, desde las cavernas, la América precolombina, los árabes, Asia, India, Europa (en especial Francia) y por supuesto detalla los principales creadores en Cuba.
En cuanto a la zona del libro dedicada a Cuba, el autor se remonta a 1860, cuando los hermanos españoles Juan y José Sabatés Costa, fundaron la primera fábrica de perfumería y jabones en Cuba. La compañía Sabatés fabricaba jabones para lavar, amarillos y blancos, nombrados Universal, Calabaza, Caramelo, Veta Azul, Coco y Sabatés.
El competidor más relevante que tuvo Sabatés fue Crusellas. La compañía fue creada por el binomio integrado por los hermanos Juan y José Crusellas Vidal, quienes fundaron su compañía en 1885. Esta factoría producía el detergente Fab, los polvos, jabones y colonia Mercedes, y más adelante los jabones Hiel de Vaca y Palmolive.
Más modestos que Sabatés y Crusellas fueron los Laboratorios Gravi. Sus principales mercancías fueron la pasta dental y el agua de violetas del mismo nombre, aunque el más reconocido fue el jabón de lavar Rina, que era anunciado por Consuelito Vidal.
Leonel Amador es uno de los especialistas cubanos más importantes en el ramo de la perfumería. Ha realizado estudios en Francia, y fue profesor de varias generaciones, así como fundador de la Industria Cubana de Perfumería.
A partir no solo de un texto profundo y abarcador, sino también desde el cuidadoso diseño y edición, Perfumistas y perfumes fue publicado por Editorial Nuevo Milenio, cuenta con 404 páginas, y ha sido motivo de diversas presentaciones en las cuales se obsequian diversos aromas al público, siempre jugando con el contenido del libro.
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