Vídeos relacionados:
Hoy miércoles 23 de diciembre, a las cuatro de la tarde, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se preestrena el documental Mirta, dirigido por Lourdes Prieto, que celebra el talento de una de las más importantes actrices del cine cubano en los últimos cuarenta años.
A pesar de que también ha protagonizado importantes papeles en teatro y televisión, dentro y fuera de Cuba, el prestigio de Mirta Ibarra se debe, sobre todo, a su participación en el cine cubano, especialmente en filmes dirigidos por quien fuera su pareja durante muchos años, Tomás Gutiérrez Alea.
Lo más leído hoy:
Mirta debutó en el cine con un breve papel en La última cena, de 1976, pero su verdadera consagración ocurrió en 1983, cuando ganó el premio Coral a la mejor actuación en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, por su papel como una obrera portuaria en Hasta cierto punto, también de Tomás Gutiérrez Alea.
En aquel filme, Mirta interpretaba a una obrera portuaria que tiene una relación con un cineasta enfrascado en la tarea de rodar un filme sobre los problemas de los obreros del puerto. Todo tiende a separar a la sencilla y franca trabajadora del sofisticado y mentiroso intelectual. Se alzan las barreras de los diferentes estratos sociales y las divergencias en los puntos de vista sobre la vida y la pareja.
El talante desenvuelto y contemporáneo de la actriz apenas puede destacar en Plácido (1986, Sergio Giral), aunque se redime con el papel de la prostituta, práctica y manipuladora, de Cartas del parque (1988, Tomás Gutiérrez Alea). Pero su segunda consagración llegó en los años noventa, con el papel de Nancy, una mujer gozadora, promiscua y con tendencias suicidas en el filme Adorables mentiras (1991, Gerardo Chijona).
Senel Paz, el guionista de Adorables mentiras, tomó el papel de Nancy y lo incorporó coherentemente a la trama de la posterior Fresa y chocolate (1993, Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío) y fue tan brillante la actuación de Mirta que ganó un segundo premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Posteriormente, Mirta protagoniza la película póstuma de Tomás Gutiérrez Alea (Guantanamera) y más tarde, luego de la desolación que le causa la pérdida de su pareja, aparece con cierta frecuencia en el cine español con Cuarteto de La Habana (1998, Fernando Colomo) y Sobreviviré (1999, Antonio Albacete y David Menkes), y más tarde vuelve a ser dirigida por Juan Carlos Tabío en Aunque estés lejos (2003), El cuerno de la abundancia (2008) y Siete días en La Habana (2012). Recientemente, Mirta protagonizó Bailando con Margot (2015) a las órdenes del debutante Arturo Santana.
En esta última etapa de su filmografía Mirta hace gala de una versatilidad sorprendente, pues le da vida por igual a mujeres apasionadas y débiles, madres sacrificadas y viudas ambiciosas, todas marcadas por la naturalidad y la credibilidad.
A pesar de que el cine cubano vehicula los mayores aportes de Mirta a la cultura cubana, el documental que le consagra la cineasta Lourdes Prieto debe pasar también por su actuación en la obra teatral Weekend en Bahía, la gira en 2000-2001 por España con su obra teatral Obsesión habanera, y su incursión en el documental con Titón: de La Habana a Guantanamera.
Archivado en: