Dicen que soy una estrella,
Que me convertí en una de ellas
Para brillar en la eterna noche.
Cuando el olvido toma el control de las cosas todo corre peligro. Sucede con una antigua edificación y pasa, generalmente, con cantantes o artistas "del ayer". En ese saco profundo estuvo, por años, la cantante cubana Freddy (Fredesvinda García), una de las divas indiscutibles de la música en la isla caribeña.
Pocos jóvenes cubanos conocen la vida y mucho menos la música de aquella mujer que pesaba más de trescientas libras y cautivó a todos con una poderosa voz de contralto. Hace unos años, la intérprete Haila María Mompié, nos traía de vuelta el emblemático tema Freddy, escrito por Ela O'Farril especialmente para la estrella gorda de La Habana. Acercarse a la vida de esta mujer resulta una necesidad, ahora que todo parece cambiar.
Las opiniones de algunas personalidades de la cultura cubana como Humberto Arenal y Olga Navarro, recogidas en el Radio documental Ella cantaba boleros, publicado por la emisora Habana Radio, es una muestra evidente de que Freddy todavía permanece.
Según el investigador cubano Radamés Giro, autor del Diccionario Enciclopédico de la música en Cuba, Freddy fue una rareza musical.
“Cuando digo rareza, no me refiero a su físico, sino hablo de una persona que de criada deviene a una artista sensacional. Con una voz que no había existido nunca en la historia de la música cubana de todos los tiempos, con un repertorio exquisito.
“Después vinieron las personas que disfrutaban lo que ella hacía, el Bar Celeste… y la convirtieron en un mito, pero un mito basado en una realidad concreta. Fue una lástima su muerte tan temprana y que grabara sólo un disco”.
Otra de las personalidades que disfrutó la música y el estilo de Freddy fue la popular escritora y compositora Olga Navarro. Así recuerda:
“Freddy era una mujer simpática, campechana, de pueblo y nadie pensaba que podía tener esa voz. Mi hija Tania debutó en uno de los shows donde ella se presentó y recuerdo que el director del espectáculo tenía temor con su apariencia, que no era la silueta maravillosa de las modelos.
“Colocaron un pequeño farol a su lado, mi hija bailaba con un vestido rojo y de pronto ella salió cantando El hombre que yo amé. Aquel teatro se cayó y no hizo falta ninguna figura porque ella fue quien llenó el escenario completo. Era genial, una voz única y una persona excepcional”.
El poeta y ensayista Guillermo Rodríguez Rivera, también la evoca:
“Trabajó por la televisión muy escasamente. La consagró, sobre todo, Guillermo Cabrera Infante, ella es La Estrella en el libro Tres Tristes Tigres. Se marchó a Puerto Rico, no sé en qué circunstancias y murió muy joven. Quizás su gordura, completamente fuera de lo corriente colaboró a dañar su salud”.
El Escritor, dramaturgo y director de teatro Humberto Arenal, Premio Nacional de Literatura 2007, también estuvo frente a aquella Estrella, inmortalizada en la literatura de otro grande: Guillermo Cabrera Infante.
“Quien me habló con entusiasmo de Freddy fue Cabrera Infante. También Rine Leal y Sabá Cabrera. Aquella mujer que no sabía música, era muy inexpresiva—todo lo contrario de La Lupe, por ejemplo—lo cantaba todo bien, pero de una manera muy personal”.
Hoy, varios programas del ayer en Cuba y otros países de América Latina colocan su música, extraída claro está, del único disco que grabó la mítica cantante. Su voz se impone con fuerza “para brillar en la eterna noche” contra los desconocedores que pululan en cualquier rincón.
Nota: Cada una de las declaraciones citadas aparecen en el radiodocumental "Ella cantaba boleros", realizado por el autor de este artículo y transmitido por la emisora Habana Radio
Fotografia tomada de la pagina de Marvin Jui-Perez
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