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Este viernes dieron a conocer la nómina reforzada de Ciego de Ávila para la Serie del Caribe, donde sobrevivieron 12 jugadores de ese equipo, menos de la mitad de los que viajarán a Santo Domingo.
Esta variante desteñida de Ciego de Ávila, con 16 jugadores importados, sin contar a Ariel Borrero y Yeniet Pérez, que ya estaban en el equipo, fue elegida libremente, según se dijo, por el mánager Roger Machado.
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Sin embargo, resulta desproporcionada, habida cuenta del fuerte equipo con que contaba Ciego, y de las críticas que se hicieron el año pasado, cuando Pinar del Río desfiguró su nómina con una cantidad exorbitante de jugadores ajenos, exactamente 16, por decisión de la Comisión Nacional de Béisbol, que entonces no se tomó el trabajo de esconder su participación en la elección de los peloteros.
Aquí hay un error de fondo. Roger dijo hoy, con ese sentido falso de la honradez y la justicia con que muchas veces nos expresamos en nuestros discursos públicos, que “sabemos que es difícil integrar una selección que represente al béisbol cubano en cualquier competencia en el exterior. Hablamos con los muchachos de nuestro equipo que no estarán ahora y comprendieron que por encima de todo está la patria”.
Primero, el equipo de Ciego de Ávila no representa al béisbol cubano, sino al béisbol de Ciego de Ávila, lo mismo si juega en Mayabeque que en Santo Domingo. Es un club, y en tanto club, representa a sus afiliados, a sus fanáticos, a quienes los siguen estóicamente el año entero, jueguen bien o mal, ganen o pierdan. El que no sea aficionado avileño, no tiene por qué sentirse forzado a estar feliz con que sea Ciego el que vaya a la Serie del Caribe, en vez de su propio equipo, puesto que es un torneo de clubes, cuyos seguidores son intercambiables, y por lo general, enemigos de otros clubes.
Segundo, no hay que confundir béisbol con política. La patria no pinta nada aquí, o al menos, no la patria cubana, que se atomiza o diluye cuando se trata de equipos provinciales. Cuando el equipo de Ciego de Ávila ganó el campeonato anterior, lo hizo no solo a favor de su provincia, sino en contra de las demás. En ese momento la patria no era Cuba, sino Ciego de Ávila, siendo enemigos de la patria los matanceros, los granmenses y los pineros. Cuando Roger le dice a sus jugadores que se sacrifiquen por la patria, les está pidiendo lo contrario de lo que les pidió hace unos meses, cuando ganaron el campeonato, de ahí la falsedad disfrazada de justicia.
Por último, es inevitable que ocurra lo mismo que pasó el año pasado con Pinar del Río, pues hay jugadores ajenos que van a robarle la titularidad a los avileños cuando esté en peligro la clasificación del equipo o se dispute una medalla en la Serie del Caribe.
Al principio del torneo anterior, varios pinareños comenzaron la clasificatoria como regulares en el equipo. Cuando llegaron los partidos importantes, llegó a ocurrir que no había ningún pinareño en la nómina regular, y no porque lo hubieran hecho mal, sino porque en un partido importante nadie va a poner a jugar a un pelotero, teniendo en el banco a un mejor. Es una obviedad que no se corrige en ese momento, sino cuando el equipo se conforma, y que no está dictada por un interés patriótico, sino por el más exclusivo y elemental deseo deportivo de ganarle al contrario.
Equipo de Ciego reforzado:
Receptores: Osvaldo Vázquez (CAV), Yosvani Alarcón (LTU) y Frank Camilo Morejón (IND).
Jugadores de cuadro: Ariel Borrero (CAV), Yorelvis Charles (CAV), Raúl González (CAV), Yorbis Borroto (CAV), Yordan Manduley (HOL), Yeniet Pérez (CAV), Yulieski Gourriel (IND) y Yurisbel Gracial (MTZ).
Jardineros: Yorelvis Fiss (CAV), José Adolis García (CAV), Alfredo Despaigne (GRA), Lourdes Gourriel (IND), Guillermo Avilés (GRA) y Stayler Hernández (IND).
Lanzadores: Vladimir García (CAV), Yander Guevara (CAV), Yunier Canó (CAV), Liván Moinelo (PRI), Vladimir Baños (PRI), Yaifredo Domínguez (PRI), Yoanni Yera (MTZ), Wilber Pérez (IJU), Miguel Lahera (ART), Dachel Duquesne (CAV) y José Ángel García (HOL).
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