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Entrevistar a Milton García es una obligación del periodista informado y un reto para cualquier conversador por diestro que sea. Una obligación porque en su necesariamente corto currículo se destacan varios largometrajes de ficción, obras de teatro y populares series de televisión, y un reto porque Milton le regala al entrevistador mil señas, informaciones directas y sutiles, datos personales y artísticos de todo tipo.
El ascenso del joven actor ha sido meteórico a través de personajes primero pequeños y luego protagónicos en filmes como El premio flaco (2007, Juan Carlos Cremata), Habanastation (2009, Ian Padrón), la coproducción cubano-española La partida (2013, Antonio Hens), y finalmente Caballos (2014, Fabián Suárez) en la cual el joven actor se roba cada escena en que participa.
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Histriónico y ansioso, inconforme y competitivo, el joven actor se calma y medita solo cuando habla de su carrera, cuando intenta razonar sobre cómo logró tales resultados en esta película o aquella teleserie, porque Milton es de los actores tan profundamente poseídos por su oficio que pareciera estar siempre componiendo un personaje, y tal vez en esa absoluta entrega al arte de la representación radique el verismo y naturalidad que le comunica a personajes como Mauricio, de la telenovela cubana Latidos compartidos, actualmente al aire.
Desde que estaba en la escuela primaria, Milton actuaba en pequeñas obras de teatro, cada vez que lo dejaban, y se aplicó a estudiar guitarra desde los once años. Antes de entrar a estudiar actuación en la Escuela Nacional de Arte (ENA), había estudiado ballet, pero tuvo que abandonarlo debido a una escoliosis lumbar, y además en las clases siempre lo requerían por conversador y distraído. En ese entorno se forjó el temperamento de actor que observa, imita y usa su cuerpo, y su voz, para comunicarse constantemente.
La ansiedad desbordante y el talento de Milton lo llevaron a ser seleccionado para actuar en las telenovelas Oh La Habana, y en la teleserie juvenil Mucho ruido, que le valió en 2008 su primera nominación al premio Caricato en la categoría de televisión para niños. Desde este momento se denota la extrema atención del actor a la faceta física, gestual, aparencial de sus personajes, que parecen construidos a partir de cierta verdad esencial vinculada con su propia personalidad.
Dos escalones imprescindibles en su ascenso se relacionaron con los estudios en la ENA entre 2009 y 2013 (además de la multitud de talleres que el joven tuvo la oportunidad de tomar) y la graduación mediante la puesta de El jardín de los cerezos, codirigida por Carlos Díaz y Osvaldo Doimeadiós, que se mantuvo en cartelera dos meses y le abrió las puertas del grupo de teatro El Público, donde conoció al cineasta y guionista Fabián Suárez quien le propuso un papel dificilísimo en Caballos.
Ahora mismo, Milton está actuando en uno de los cortos que asesora el célebre director Abbas Kiarostami, en la Escuela Internacional de Cine y TV, en San Antonio de los Baños. Allí conversamos, y el actor dijo sentirse feliz en este momento, sobre todo porque tiene trabajo, y las ansiedades se van calmando mientras establece sus prioridades. Lo primero para él, en este momento, es la próxima presentación con su grupo musical Limbo, en El Sauce, en una combinación de música cubana, funk, reggae, blues, pop, hip-hop, jazz y rock and roll entre otros. Porque Milton también aspira a desenvolverse en el mundo musical.
Respecto al proceso de concebir un personaje, cuenta el actor que cuando le proponen un proyecto, primero se imagina al personaje a partir de sí mismo, luego lo va inventando mientras lee el guion, y ese proceso de creación y de transformación se extiende cuando el director le pide matices o cambios a lo que él concibió. Lo que más le gusta del oficio es la polémica en torno a esa creación, es decir, el proceso mediante el cual el personaje va naciendo a partir de lo que él puede darle, en una relación dinámica con lo que necesita el director.
Aunque algunos teóricos, e incluso ciertos colegas de Milton, se escandalicen con tales declaraciones, él está convencido de que actuar nunca significa convertirse en otro, sino encontrar al personaje en sí mismo, y tal vez por ello asegura que todos sus personajes —a pesar de lo muy diversos que parecen— son él mismo, en momentos diferentes.
Tal vez sus actores preferidos, Jack Nicholson, Johnny Depp y Mario Guerra, entre muchos otros, recorrieron similares caminos de exploración en todos los matices de su propia personalidad, porque actuar, al fin y al cabo, significa “mirarse por dentro, estar vivo, comunicarle a los otros energía, emoción, temor, sin perder de vista que actuar es jugar en serio, pero siempre jugar, divertirse, sin emoción y juego no hay nada”.
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