El pasado mes de enero el escritor cubano Vladimir Hernández (La Habana, 1966), obtuvo el Premio Internacional de Novela Negra L'H Confidencial 2016 gracias a su novela "Indómito". La obra, que llegará a principios de abril a las librerías de la mano de Roca Editorial no es la primera del escritor cubano que reside en Barcelona y que comenzó como escritor de Ciencia Ficción a finales de los 80 en Cuba.
Con varios premios en su haber, la publicación de sus relatos y novelas cortas en diversas revistas y antologías de todo el mundo, Hernández, quien se encuentra inmerso en el proceso de publicación de "Indómito", ha concedido una entrevista a Cibercuba para contarnos sobre su nuevo libro y sobre lo que significa escribir sobre Cuba en la distancia.
CiberCuba: Ya has publicado antes otros libros (Nova de Cuarzo, Signos de guerra, Hipernova y Sueños de interfaz) y has obtenido varios premios, pero con la novela Indómito te ha llegado el premio más importante hasta ahora. ¿Te lo esperabas?
Vladimir: La verdad es que me sorprendió. El premio L’H Confidencial es muy prestigioso y tiene una participación importante de autores de España y Latinoamérica. Antes de eso había ganado premios estructurados en torno al género fantástico, pero como soy un autor interesado en diferentes géneros literarios, hace un par de años decidí comenzar a escribir novela negra. Por supuesto, mis novelas negras exploran el Posmilenio cubano.
Cuando vivía en Cuba no estaba interesado en construir una narrativa mainstream que duplicara y reflejara la realidad de la Isla, así que enfoqué mis obsesiones narrativas en un género (la cf) con la versatilidad de extrapolar la realidad y enfrentarla a un espejo deformante que sirviera como herramienta para analizar el presente de modo subversivo.
Ahora, desde Europa, mi perspectiva para reflejar narrativamente la realidad ha cambiado. Y, bueno, ya sabes lo que se dice por ahí: Por la boca (sobre)vive el pez.
CiberCuba: ¿Y por qué escribes género negro sobre Cuba?
Vladimir: Ante todo, escribo por compulsión. Cualquier género que aborde me ayuda explorar la naturaleza humana, es una suerte de laboratorio antropológico de bolsillo. Y escribo género negro sobre Cuba porque quiero sumar; porque creo que son pocos los autores cubanos que lo escriben desde dentro y fuera del país, y Cuba es un sitio donde hay mucho de negro, marginal y criminal como para pasarlo por alto.
CiberCuba: Sabemos muy poco sobre el argumento de Indómito, pues hasta principios de abril no estará a la venta publicada por la prestigiosa Roca Editorial, pero hemos podido leer que "El jurado ha destacado el retrato de una Cuba en descomposición" en el caso de tu novela. Es esta una temática recurrente en la narrativa cubana del momento; ¿qué tiene de diferente Indómito sobre el resto? ¿Por qué hay que leerla?
Vladimir: Desde mi limitado punto de vista (por la cercanía con el texto) puedo decirte que la diferencia de Indómito con otras novelas cubanas recientes reside en su desvergonzado mestizaje de claves genéricas; en Indómito hay una historia in extremis con comentario social narrado en clave hard-boiled, con toda la carga de violencia y desesperación que ello implica.
Es una novela que recrea un choque generacional, que habla de gente marginada, pero sobre todo es una historia acerca de la lealtad. Creo que hay momentos en que la narración exhibe un marcado aire pulp, cercano al thriller, que la diferencia de otras novelas cubanas. No obstante, volviendo a la objetividad, eso tendrán que juzgarlo los lectores.
CiberCuba: ¿El resto de tus obras constituyen igualmente una denuncia hacia la sociedad cubana? ¿Escribes entonces desde el resentimiento?
Vladimir: Supongo que casi siempre hablo sobre Cuba en mis historias. Me parece un marco social singular, digno de explorarse desde muchos ángulos. Pero no, no escribo desde el resentimiento. Escribo para que me lean en la Isla y fuera de ella, lectores cubanos y lectores de todo el orbe. Mi interés es llegar a la gente con mis historias, y eso pocas veces se logra desde la crispación. El resentimiento entorpece la objetividad que necesitas para ponerte en el lugar de los muchos personajes que desfilan por tus novelas.
CiberCuba: Eres conocido como autor de Ciencia Ficción. Nova de Cuarzo, publicado en 1999, se presentó como un cambio en la concepción de una cf cubana paralizada temática y conceptualmente en los años 50 y se destaca, al igual que en Signos de Guerra (Mención del Premio UPC 2000 y publicada por Ediciones B, Colección Nova ciencia ficción), la fascinación que siente el lector ante las nuevas tecnologías que son una constante en tu obra. ¿En qué estado está la ciencia ficción en Cuba en estos momentos?
Vladimir: Eso es difícil juzgarlo desde Europa, la verdad. No obstante, corren tiempos mejores para la publicación del fantástico, en comparación a los años 90. Ahora hay muchos autores y muchos más premios de género, y por lo que he logrado leer hay nuevos autores de calidad. Todavía se ha de andar un buen trecho, pero yo diría que se está gestando un buen caldo de cultivo en el campo de la ciencia ficción y la fantasía, y que, de seguir así, pronto se verán los resultados.
CiberCuba: ¿Se espera mejor de un escritor cubano este tipo de libros o la cf?
Vladimir: Sí, desde luego; nadie, fuera del reducido círculo de lectores de cf, espera narrativa fantástica cubana. Luego hay quien se arriesga y agradece las historias, pero en general, y lo encuentro lógico, esperan que escribamos acerca de nuestra realidad cotidiana.
CiberCuba: ¿Para ti, como ven los extranjeros el tópico de Cuba?, o ¿Cómo nos ven los españoles?
Vladimir: Yo no lo generalizaría. Creo que hay tantas versiones como personas. Hay interpretaciones basadas en los tópicos, por supuesto, visiones de postal, sobre todo de aquellos que conocen Cuba por las noticias o por revistas que tocan lo cubano de manera superficial o turística. Pero hay mucha gente -europeos en general- que ha ido a Cuba y hace su propia interpretación, muchos españoles que no comparten la visión tópica de nuestro país, y que reflexionan muy acertadamente sobre la complejidad de lo que ocurre en Cuba. La percepción que tienen de nuestro contexto está cambiando, y creo que, en parte, nuestras novelas y relatos contribuyen a ello.
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