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El pasado viernes, varios taxistas particulares, popularmente conocidos como boteros, fueron requeridos y multados por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria en el municipio [sic] de Santiago de las Vegas.
Según refirió el medio Cubanet, en horas de la mañana algunos de los conductores que hacen el recorrido Santiago de las Vegas-San Antonio, Santiago de las Vegas-Bejucal fueron interceptados por policías de la motorizada ubicados en las salidas de los referidos municipios que les solicitaban documentación e inspeccionaban los vehículos.
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Tras el operativo varios taxistas fueron multados, algunos por no poseer las licencias para efectuar la actividad de transportación de pasajeros (1500 pesos), otros por no contar con recibo de combustible 'actualizado' (800 pesos).
Afectados entrevistados por el referido medio se quejaron, no obstante, de los altos precios del mercado a los que responsabilizaron como causantes directos de las violaciones o irregularidades cometidas.
“Soy botero ilegal porque este negocio no da para pagarle al gobierno 150 dólares por una batería de automóvil, 130 dólares por una goma (neumático) y mucho menos para pagar por los elevados precios de todas las piezas que vende el estado en los CUPET (red de tiendas para piezas de autos). Cuando el carro se me rompa entonces, ¿qué me hago? Aparte de eso también tengo que pagar licencia. Me pusieron una multa de 1500 pesos, pero voy a seguir boteando sin licencia”, indicó uno de los sancionados por no poseer el permiso para 'botear'.
Otros, en cambio, denunciaron el alto precio del combustible que lleva a que muchos conductores recurran a la habitual práctica de compra de petróleo a conductores estatales. Igualmente, manifestaron su descontento con la 'ridícula' exigencia de un ticket de combustible del día como justificante de adquisición legal del petróleo.
Alertados por compañeros de la profesión y clientes, algunos de los chóferes decidieron no aparecer por la zona para evitar las sanciones.
Las multas, que en palabras de los pasajeros tienen el indeseado efecto de infundir temor en unos trabajadores que permiten aliviar los problemas de transporte en la Isla y constituyen una opción válida para muchos pasajeros, si bien se ajustan a la legalidad y reprenden conductas no reguladas; solo muestran la punta de un problema mucho más serio y que requiere más que análisis castigos, para que el desempeño del trabajo como taxista pueda transcurrir sin la necesidad de subterfugios, desviaciones, irregularidades y pillerías.
(Imagen de Rinaldo Wurglitsc, tomada de Flickr)
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